Cap. 8

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Una gran pelea se había desatado frente a los ojos de todos.
Una bestia de la que nadie sabía de donde salió comenzó a repartir golpes hacia All Might con tanto vigor que los jóvenes ojos presentes no solo expresaban miedo, sino también curiosidad y una infernal ansiedad al esperar que el héroe al que todos amaban ganara aquella pelea.

 

Pocas personas ahí presentes deseaban todo lo contrario, y con eso para nada involucrados estaban los considerados títeres ya inconscientes tirados por todas partes luego de un par de golpes.
¿Qué tan patéticos eran que incluso unos pequeños grupos de estudiantes habían ganado sus peleas?
A los rojos y fríos ojos del par de villanos aquello no era más que repudiable, patético. Si no podían ganar con aquellos, ¿cómo podrían ayudar con los héroes profesionales?

 
— Solo sirven como distracción —el peliverde comentó mirando su ropa destruida y sus manos heridas.
Se puso nuevamente los guantes de cuero que había recogido al irse y miró a Shigaraki antes de volver a observar el lugar.
Se habían alejado de donde estuvieron anteriormente, desinteresados en Bakugou y los demás, concentrados en All Might y en que no tenían mucho tiempo.

El albino apartó por un momento su mirada de quienes peleaban para observar a Deku.
Por momentos creía que lo traicionaría, que haría de las suyas aprovechando todo lo que se le fue otorgado por su maestro, sin embargo de a poco iba notando que su odio y resentimiento hacia los héroes era genuino.

Deku había llegado a ellos de una manera demasiado extraña. No se había encontrado con Kurogiri o con él, de hecho bien había llegado a su maestro sin ser encontrado por nadie de la policía por mucho que estos buscaron a causa de la desesperación de su madre.

Al comienzo había desconfiado mucho de él y en parte lo seguía haciendo, sentía que algo ocultaba, que en cualquier momento enloquecería al punto de destruir todo, incluyéndose a si mismo.

— ¿No te molestaba ser tratado como alguien inútil? Ahora eres tú quien trata a los demás así —aunque no le importaba mucho el tema Shigaraki habló. Como respuesta los labios del peliverde se curvaron hacia arriba a medida que entrecerró sus ojos y lo miró.

— En verdad era inútil en ése entonces, pero ya no... —dio unos pasos lejos del albino. Ambos siempre tomaban distancia entre ellos, la verdad era que no se llevaban bien— así que si alguien o algo que uso es inútil lo diré y descartaré como la basura que es —se miraron fijamente por unos minutos y el silencio reinó entre ellos. Ninguno se movió ni apartó la mirada hasta que luego de unos pocos minutos Deku rió amargamente y se giró para darle la espalda.

— No quiero estúpidas cargas sobre mi, nada me interesa más que mi propio objetivo.
Resulta que tú y nuestro maestro tienen el mismo que yo, por eso estoy aquí contigo —Shigaraki se le quedó mirando con el ceño fruncido, escucharlo era molesto.
Se suponía que debía respetar a su maestro, que él mismo era quien mandaba, sin embargo Deku nunca le hizo caso a él o a sus palabras.

Trabajaba bien, tenía una gran capacidad deductiva y abiertamente aceptaba que era alguien demasiado inteligente, un buen estratega que según su maestro no podría ser desaprovechado.
Le dieron un lugar entre ellos, fue entrenado y voluntariamente aceptó a que se hicieran pruebas con su cuerpo, cosa que al final hizo que su maestro le otorgara al peliverde algo que por muchos años había deseado, una individualidad.

El doctor que siempre dependía de la salud de su maestro y de todos ellos se lo llevó por largos meses luego de eso.
Desapareció de la faz de la Tierra, no se supo nada de él hasta unos cuantos meses más tarde en los que apareció como alguien completamente diferente.

Con un cuerpo entrenado y lleno de cicatrices, una mirada fría de colores cambiantes, un vocabulario más seco y vulgar e incluso un nuevo estilo de vestir.

No todos nacimos para ser héroes como tú [KatsuDeku/DekuKatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora