𝚂𝙾𝚄𝙻𝙼𝙰𝚃𝙴𝚂 ━━ jj maybank (obx).

[ 1.3 ]

𝙼𝚒𝚛𝚊𝚍𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚒𝚐𝚗𝚒𝚏𝚒𝚌𝚊𝚗 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚢 𝚗𝚊𝚍𝚊.

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— ¿Mamá? —Gritó Reese al abrir la puerta de la casa, pero como casi siempre no había nadie en casa. Soltó un suspiró aliviada mientras caminaba rápidamente al baño.

Tiró su mochila en el pasillo para después sacarse la camiseta de un tirón. El baño estaba pobremente iluminado por un foco que anunciaba el fin de sus días de trabajo y el espejo un poco manchado por la falta de limpieza. Se miró en el espejo, parecía sudorosa y nerviosa, y el pelo se le pegaba al cuello. Soltó un suspiró y se armó de valor, levantándose el sostén deportivo sobre la marca. Seguía ahí.

Tal vez era una pesadilla, Reese seguía dormida en el sillón del Château y el calor le estaba derritiendo el cerebro. O tal vez de verdad le había picado un insecto la noche anterior y ahora estaba teniendo alucinaciones. Porque no había forma que tuviera el nombre de su mejor amigo tatuado en la piel, ¿Por qué razón había pasado esto? ¿Era por qué lo había curado? O ¿Tal vez por qué se había puesto celosa de JJ y Kie? De cualquier forma parecía una mala broma del universo. Es decir, ¿Reese y JJ?... era imposible.

Observó la marca de nuevo, esta vez con más atención. La piel todavía lucía irritada, no sabía cómo se veía un tatuaje de verdad recién hecho pero supuso que se vería algo parecido a como estaba su piel ahora, las letras todavía se veían cafés y sabía que el color no cambiaría a negro porque había leído sobre eso. Lo que le pareció extraño es que las letras no eran líneas finas y delgadas, sino gruesas y algo toscas. Además ¿J. Maybank? Tal vez debería ser JJ o en todo caso el nombre real de JJ y no su apodo. ¿Y si no era JJ? Tal vez él tenía un primo que no conocía, algún familiar lejano que no vivía en Outer Banks. Reese pensó en un sinfín de posibilidades, donde ninguna de estas era que fuese el nombre de su mejor amigo.

Después de tomar una larga ducha y refregarse la marca hasta que la piel le ardió, se dispuso a salir de su casa y buscar una nueva solución a su problema. Cuando cerró la puerta detrás de ella y se colgó la mochila al hombro se percató que había dejado su bicicleta en casa de John B cuando salió corriendo en la mañana. Gruñó mientras pateaba una roca y caminaba por la calle hasta la parada del autobús. Pensó en irse caminando, necesitaba ahorrar todo su dinero si quería que su plan funcionara, pero el sol brillaba con fuerza sobre su cabeza y no quería deshidratarse tratando de caminar hasta el centro de la isla. Así que tomó el siguiente autobús, ¿Qué tan caro podía ser remover un tatuaje de alma gemela?

— 300 dólares —le contestó la chica de cabello negro y nariz perforada, ni siquiera había visto la marca de Reese por más de dos segundos antes de que bajara de nuevo la mirada a la revista que estaba leyendo. La castaña se encontraba en el único lugar de tatuajes en la ciudad que no le pertenecía completamente a los kooks. Y hasta ahora su plan de borrarse la marca como lo había hecho su madre no parecía tan buena idea.

Reese frunció el ceño, abriendo la boca para responder pero la chica fue más rápida y continúo hablando: —Por sesión —la miró— y viendo el tamaño de tu marca son como 6 sesiones eso lo hace...

—Mil ochocientos dólares —suspiró Reese, bajándose la camiseta. La chica del mostrador se encogió de hombros y ella se dispuso a levantar su mochila para salir de ahí. Pero alguien la interrumpió.

—Niña, ven —le habló una mujer mayor que estaba acostada boca abajo mientras el tatuador hacía su trabajo sobre su muslo derecho. No había nadie más que ellos cuatro en el lugar, así que Reese se acercó. —Déjame ver.