Epílogo.

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                           Querida Romina: 

Tomé la soga que colgaba del barandal de la puerta,

y la até a mi cuello,

para después,

brincar de la silla.

Han pasado 5 minutos,

y mi cuerpo yacía colgado sin vida.

Veo una luz blanca,

y después,

te veo a ti.

Me tomas de la mano, sonriente,

y me besas,

mientras me susurrabas que me amabas.

Y entonces,

desperté.

Y lo supe,

siempre estaríamos lejos.

                                                            F       I          N.

¡Hola a todos! Espero que mi pequeña historia les haya gustado. Es corta, lo sé, pero dá a pensar muchísimas cosas. Sólo quería agradecerles por apoyarme leyendo mi novela, y eso. También, quería decirles, que prontó escribiré una pequeña novela, llamada ''Anemia'', será una pequeña trama de amor, espero que cuando la publique me ayuden leyéndola. 

Gracias por todo,

                      les quiere,

                                      Alaska xX.

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