Día 1: AU Humanos

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Encuentro con el Babalao

Un día como todos los demás, eso pensaba Anthony pero todo había salido bastante mal.

Seguía corriendo por las sucias calles de Nueva York, mientras era perseguido por la policía. Era algo habitual, robar se volvió una forma de sobrevivir luego de la muerte de su madre, pero el hecho de que su padre haya sido detenido significó que las otras mafias pusieran un precio a las cabezas de sus hijos. El exponerse de esta forma había sido impulsivo y estúpido, pero no se arrepentía. A sus cortos quince años, ya se había acostumbrado a esta vida y sabía que era cuestión de tiempo para que la evidencia de la investigación por asociación ilícita que involucraba a su padre, desapareciera por obra de su hermano mayor.

Sólo debía resistir y proteger a Molly, sin importar el costo.

Respiraba agitadamente con una sonrisa desquiciada en el rostro, sus ojos destellaban y escaneaban los alrededores buscando una ruta de escape. Se confiaba en que su juvenil apariencia desalentaría cualquier intento de disparo de parte de los policías y estaba en lo correcto ya que sólo se dignaron a hacer un disparo de advertencia al descubrirlo robando in fraganti en una tienda.

A pesar de su apariencia desgarbada, Anthony era fuerte y ágil por lo que no fue difícil perderles el rastro en los callejones. Apoyó su espalda en una muralla mientras recuperaba el aliento, maldiciéndose internamente por haberse alejado tanto. Revisó su botín que consistía en alimentos, ropa y joyería que guardó en su pequeño morral. Sería más que suficiente para un par de semanas.

Empezó a caminar con cautela, ya que estaba en los dominios de Valentino Hart, el mafioso conocido por obtener sus ganancias de la prostitución, secuestro y trata de blancas.

Anthony sabía que ese proxeneta tenía protección de la policía, probablemente del Comisionado Laurent-Gene Vox, el maldito obsesionado con la familia Ragni y el responsable de la investigación que los tenía contra las cuerdas desde hace 5 meses. Se detuvo al costado de un viejo edificio para apreciar el entorno, debía encontrar la forma de salir lo antes posible de ese sector y volver con su melliza.

Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no notó que la puerta lateral de ese edificio se abría.

-"¿Qué haces aquí?"- una voz grave hizo saltar al joven rubio, quien al girar se encontró a un elegante hombre moreno de cabellos castaños que lo miraba sonriente y con una ceja levantada. Vestía un elegante traje color burdeo, un pañuelo de seda rojo en su cuello, guantes de cuero azabache y un sombrero de copa.

-"AAHH! SU PUTA MADRE! "- Anthony se enredó con sus propios pies y cayó a un lado del contenedor de basura ante la mirada divertida del mayor.

-"Jaja no fue mi intención asustarte muchacho. Ven, permíteme ayudar"- El misterioso hombre sonriente le tendió la mano. Anthony lo miró con leve desconfianza pero aceptó su ayuda. Le llamó la atención su mirada, nunca había conocido a nadie que tuviera un color de ojos tan rojizo como aquel hombre; él no era quien para juzgar esas particularidades ya que el mismo tenía ojos de distinto color.

-"Eh sí, gracias...como sea, y-ya me voy"- se levantó con la ayuda de aquel hombre sin romper el contacto visual. El contrario se quedó contemplando con curiosidad aquellos ojos verde y azul.

-"¿Estás perdido? Tal vez pueda"- El mayor ofreció, pero antes de que Anthony pudiera reaccionar, una balacera comenzó a pocas calles de allí. Rápidamente, el hombre sujetó al joven del brazo y lo hizo entrar al edificio, cerrando la puerta justo a tiempo, ya que un par de hombres armados comenzaron a correr hacia allí. Eran las típicas riñas territoriales entre narcotraficantes del sector.

Semana Radiodust 2020 - Edición Hispanohablantes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora