·Trece·

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El morocho fue a abrir y vi como acto seguido se tiró encima de valen para empezar una pelea que el ojiazul estaba perdiendo con notoria diferencia.

Empecé a buscar entre la penumbra del cuarto algo que pesase hasta que encontré una lampara. Me puse al lado de la puerta pegada a la pared y recé por que Valen estubiese bien.

Cuando sentí pasos se me empezó a acelerar el corazón.

-Angelina, respira, tu puedes.

No se si fueron los nervios, la presión o la adrenalina lo que me hizo estampar en la cabeza de aquel pibe la lampara con toda la fuerza que tuve.

Agarré mi cartera y salte  el cuerpo tirado de aquel pibe para poder salir de la sala. Su nariz estaba sangrando mucho, pero no me iba a preocupar por el.

Lo que no me imaginaba era encontrarme la peor imagen de aquel ojiazul sonriente.


Cabildo y JuramentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora