El Encuentro

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Él estaba cansado que todos le dijeran que hacer. Jamás había tomado una decisión propia. Pero qué decisión podría tomar el próximo líder de un clan. Nació para ser líder. Su destino ya estaba trazado.


Hoy se encontraba contemplando a la luna mientras pensaba en lo que le esperaba en los próximos meses. Tendría que cumplir con los rituales de cortejo pues sus padres ya le habían escogido esposa. Una bella joven, hija del curandero del clan. Más esto no le interesaba en lo más mínimo.


Entonces pensó, ¿Qué tal si decido vivir mi propia aventura antes de dejarme subyugar por mi clan? Tendría su primer secreto, tomaría una decisión por sí mismo. Que importaba si algo sucedía. Eso se convertiría en parte de su aventura.


Salió sigilosamente de su habitación temprano en la mañana con dirección al bosque. Si, aquel bosque el cual estaba prohibido en su clan. En él pudo ver naturaleza nunca vista, animales, flores y árboles. Estaba fascinado con este nuevo mundo que estaba conociendo.


Sin darse cuenta llegó a una cascada cristalina la cuál a sus pies tenía un estanque. El sonido del agua cayendo en el estanque era música para sus oídos. Podía escuchar los pájaros cantar. Jamás se había sentido uno con la naturaleza. Pero sus pensamientos fueron detenidos al sentir agua salpicando en su cara. El agua estaba fría, pero era refrescante.


No entendía cómo había terminado empapado por el agua del estanqué. Hasta que vio movimiento en el agua. ¿Serán reales las sirenas?


En esos momentos un hermoso joven sale a la superficie. Tenía unos ojos cautivadores y profundos. Llenos de historias que necesitan ser contadas. Con un largo cabello negro que se esparcía cómo tinta en tela de seda. Ni la pintura más valiosa se comparaba con la belleza exótica de este joven que tenía ante sus ojos.


El joven había quedado inmóvil esperando fijamente por una reacción. ¿Que se supone que debía de hacer en estos casos? Solo había hablado con hombres de su clan. Nunca había cruzado palabra con un extraño. Al parecer era de otro clan o al menos eso creía. Si este joven fuera de su clan lo sabría pues su belleza es sin igual.


'Disculpa, no quise molestarle.'

'No tiene por qué pedir disculpas. El bosque no tiene dueño.'

'Aun así estoy invadiendo su privacidad.'

'No es la primera persona que lo hace. No se preocupe. Usted disfrute del lugar.' - Dice el joven sumergiéndose al agua.


Sus ojos no dejaban de mirar sus movimientos en el agua. Definitivamente el joven era un experto nadador. El joven estaba en su elemento como si hiciera esto todos los días.


Se encontraba inmóvil, quería brindarle privacidad al joven, pensaba en irse, pero de igual manera por alguna razón quería sumergirse en el estanqué. Quería saber lo que se sentía nadar. El joven emanaba libertad en el agua y quería saber lo que se sentía la libertad así sea por unos minutos y por primera vez en su vida.


El joven salió del estanqué mirándolo y caminando hacia él. Sentía cómo su respiración se entre cortaba. Cada paso que este daba para acercarse más a él era como si estuviera siendo apuñalado.


No lograba comprender porque se encontraba hechizado por este joven. Él era hombre también, siempre le decían lo guapo que era y sabía qué tenía un buen cuerpo. Desde pequeño había sido entrenado para combatir. Los líderes de clanes eran rigurosamente entrenados es diferentes artes de defensa en caso de una guerra o si tenían que defender a su clan.


Este joven de igual manera tenía un hermoso cuerpo. Mientras caminaba parecía que aún se encontraba en el agua. ¿Acaso el joven no se daba cuenta cuán seductores eran sus movimientos? Había trazado su cuerpo con cada gota de agua que lo recorría.


'Sabias que además de admirar la belleza del estanque puedes sumergirte en él. Deberías de hacerlo.' - Decía el joven mientras se sentaba en una roca poniendo su pierna derecha encima de ella, llevando su codo a su rodilla y posando su mano en su mejilla derecha.

'No... no se nadar.'

'¿Eh?' - Viro su cara para mirar al joven - Debe de ser una broma pensó.

'Jamás había salido de mi clan. En el solo tenemos un pequeño riachuelo. Nunca había estado frente a aguas profundas.'

'Ya veo. - el joven suspira y mira al estanqué. - ¿Te gustaría aprender?'

'No, si... si quiero. Más no estoy seguro de que eso sea lo correcto.'

'Jaaa. - dice bufando - Lo correcto. Quien sabe realmente lo que es 'lo correcto'. ¿Crees que lo correcto no es vivir tu vida como te plazca? Estoy cansado de escuchar que me digan que es lo correcto.'


Abría y cerraba su boca como pez fuera del agua. Quería decir algo más ninguna palabra podía ser pronunciada. Era como si no existiera palabra que pudiera expresar lo que sentía o quería decir pues entendió perfectamente lo que el joven quiso decir.


'En fin, si no quieres aprender tú te lo pierdes.' - El joven se levantó brindándole una pequeña sonrisa juguetona y subió por las rocas hasta perderse detrás de la cascada.


De repente escucho un grito y vio al joven brincar de la cascada dando una vuelta en el aire para caer en el estanque sin salpicar una chispa de agua.


Sonrió tan fuerte que sentía dolor en sus mejillas. Envidiaba la libertad que emanaba el joven. Este salió del agua y se puso su ropa pues este solo se encontraba utilizando su ropa interior. Al ver cómo se alejaba corrió hacia él, pero se detuvo. ¿Que estaba haciendo?


'¿Cómo te llamas?'

'Que te hace pensar que le diré mi nombre a un extraño.'

'Me llamó Lan Xichen.'

'Si está en nuestro destino encontrarnos otra vez entonces consideraría decirte mi nombre Lan Xichen.' - El joven siguió su paso en dirección contraria a dónde se encontraba su clan.  

El Ruego de un ColibríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora