Un planeta distante, un lugar parecido a la tierra, donde el bien y el mal luchan constantemente para anteponerse al otro, donde se puede tener una vida feliz y tranquila o una horrible y llena de miseria. O eso era esta hace poco.
Lo que alguna vez fue un mundo en relativa calma, ahora es una zona de guerra, donde seres de un poder astronómico luchan los unos contra los otros, mientras los habitantes comunes se esconden y el mismo planeta llora de dolor.
Olas de cientos de metros, terremotos, erupciones volcánicas, tormentas sin fin, esos son los problemas de menor magnitud.
En algún lugar de esta roca espacial, una aldea rustica yace destruida, envuelta en llamas, de entre donde su protector, y ultimo habitante, sale disparado debido a un poderoso impacto, hasta estrellarse contra una montaña. Cuando el polvo se disipa, revela a un ser de apariencia humanoide, de piel verde, grandes músculos, casi dos metros de altura y marcas rojas en su torso. El ser cae de rodillas, apoyando su mano izquierda en el suelo para no llegar hasta el, mientras su mano derecha porta un cuchillo. El hombre respira con dificultad, tosiendo sangre.
En eso, de entre el fuego de su aldea, una figura aún más imponente que la suya se hace presente. Al verla, el ser solo aprieta los dientes con ira.
- Tus esfuerzos son en vano, pues Yo soy inevitable-
Bueno, esta es la primera vez que hago esto, una especie de trailer para una historia futura. Díganme que les pareció.
