DOS

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DOS

¿Cuál es el problema de éste jodido mundo? Si no te gusta ir de compras, salir con un centenar de chicos o ver la película que está de moda ahora mismo eres un completo extraño. Bah. Siglo XXI, año 2014. Y la vida sí que apesta, y no tengo dudas. Tal vez, con mejores seres humanos, la vida sería más interesante.

—   Tienes solo 15 años.

—   17. —Me mira por unos segundos, y después regresa la mirada a su escritorio. ¿Qué?

—   Sí. Eso. Bueno, tal vez crees que lo sabes todo…

—   Yo no creo que…

—   Hay muchas cosas que desconoces, Iris. Tal vez hay algo que te interese, busca algo. Tienes internet, úsalo. Busca algo que te interese. No lo sé, tal vez te gusta ayudar personas, o tal vez quieres ser parte de la NASA.

—   Adolf…

—   Iris, no lo hagas por ti. Hazlo por tus padres, que te aman. Tus calificaciones bajaron mucho en este tercer parcial, y puedo decir que le perdiste el interés al estudio. Tal vez algo más te llama la atención, o tuviste algún tipo de decepción.

—   ¿Por qué me dices todo esto?

—   Contigo ya no actuaré. Solo hablaremos, las acciones no son nada para ti. —­Me quedo callada. Realmente, ni las acciones ni las pláticas servirán conmigo, Adolf. No seré un trofeo más en tu oficina. — Puedes irte.

Aunque tal vez Adolf tiene razón. Si no le veo sentido a todo esto, excepto al amor que siento por mis padres, entonces debo hacerlo por ellos. Encontrar una razón más a todo este desastre. Lo haré por ellos, y tal vez por mí.

Hoy no decido ir a casa. Ni leer un libro, ni tampoco escuchar música. Hoy decido ir a algún parque, así que tomo el autobús. Caramba, siempre hago lo mismo, ¿será por eso que no le veo sentido a nada más? Esas cosas que siempre hago, las amo, y es lo único que tiene sentido para mí, pero, ¿acaso hay algo más que desconozco y por lo que tengo que luchar?

Algo en la ventana del autobús me llamó mucho la atención. Era una imagen, una bruja o algo así. Tenía el cabello enredado enfrente de la cara, su rostro era serio y parecía mirarme fijamente. Tenía la cara sucia, y sus ojos eran de color gris. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, volteé a ver el asiento de mi lado, vaya, ¿en qué momento subió este pasajero? Recuerdo el asiento vacío. Regresé mi vista a la imagen en la ventana.

Y no estaba. 

Hubo un error. Me disculpo. Publiqué primero el capítulo 3 y , ah...

Disculpas.

-Kathoo.

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