Recuerdos adelantados

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 Me llamo candela y tengo 17 años, soy morena, alta y con ojos verdes, también tengo pecas (pocas). Respecto a mi cuerpo, soy más delgada. Hace poco tuve un sueño un poco... Extraño, no sabía que era exactmamente, pero lo único que recuerdo es lo que me decía a mi misma en el sueño, o mas bien, en la pesadilla de esa noche de invierno.

"-¿Por qué lo hice? ¿Por qué salvé a ese gato? - suspiré mientras la ira se apoderaba de mi -  No debería haberlo hecho... No pensé que llegaría a pasar esto, ojalá pudiera avisarle de que no hiciera una estupidez como esa... - empecé a llorar -  Ahora esta aquí, ahorcado de este árbol como un condenado, soy una idiota -respiré y me calmé - bueno, sólo queda que me vaya, sólo he causado problemas.... Ese gato maldito... Ojalá te hubiera dejado morir... - fueron las últimas palabras que recuerdo".

En ese momento me desperté sudando, "¡Menuda pesadilla!" pensé, bueno, es una pesadilla, no es real. Es lunes, son las siete de la mañana y debo ir al instituto. Me levanté, me vestí y me puse de camino, lo tengo a diez minutos de casa, pero me gusta llegar temprano para hablar con mis amigos y amigas antes de entrar a clases. Llegué cinco minutos antes de que abrieran la puerta, allí estaban Irene y Paula.

- ¡Hey chicas! ¿Cómo os ha ido el fin de semana? ¿Divertido?

- Pues... La verdad es que bastante bien, fui a una fiesta que montó Victor en su casa - dijo Irene.

- ¿Qué hicisteis, eh, pillines? - le dije bromeando.

- No hicieron nada, pero Victor tenía unas ganas de... Bueno, ya sabes - dijo Paula mientras se le escapaban risas mientras hablaba.

- ¡Calla idiota! - dijo Irene medio roja.

- me reí - ¿Y tu que, Paula? ¿Algo interesante?

- No mucho... Con la familia, no pude salir.

- Bueno, alegrate, ahora te lo pasarás bien en clases, y lo sabes.

- Si está Marco... Puede - dijo medio avergonzada.

En ese momento abrieron la puerta.

- ¿Entramos? - pregunté.

Fuimos a nuestra clase, la primera hora era Física, Mariano era nuestro profesor, un hombre medio calvo y con barriguita, me recordaba mucho a mi padre. Nos sentamos en nuestros sitios (yo me sentaba al lado de Irene), saqué el material y empezó la clase, con la coletilla principal de este hombre:

- ¡Papel y bolígrafo! - decía cada vez que alguien entraba.

A segunda hora tocaba castellano y la maldita literatura, algun día  me libraré de ella. Luego seguía inglés, gracias a dios nos dió una buena noticia: "Haremos un intercambio con alumnos suecos, aún no se las fechas, pero iremos a Suecia durante una semana y luego ellos vendrán aquí, y se quedarán en un albergue durante una semana, a cada uno le tocará un sueco o una sueca, espero que os lo paseis bien y os sirva para mejorar". Pensé que sería divertido, a mi me tocó un chico, se llamaba Frank y en la carta que me dió me daba una pequeña lección de sueco, los numeros y poco más. Y por fin, el esperado momento, el patio. Salimos a la calle (ya que los de bachillerato podíamos salir fuera del centro) y allí nos juntamos Irene, Paula y yo.

- ¡Libres! - gritó Irene.

- No te emociones, aún quedan tres horas más - le dije.

- Bueno... Ya me entiendes, ¿Esta tarde harás algo? Es por si quieres venirte con Paula y conmigo, iremos al centro a comprar.

- Ya os diré algo. aunque seguramente me quede en casa descansando, que este fin de semana no he parado apenas.

- ¿Que has hecho? - preguntó Paula.

- Nada en especial, ir con mi padre al cementerio, ayer hará dos años que se fue... Maldito cáncer... - dije melancólica y nostálgica - Eso si, el cementerio está arriba de la montaña "del conde", y lo que es andar hasta ahí.... Estoy destrozada.

- No pienses en eso y descansa entonces - dijo Irene - otro día será - dijo sonriéndome.

- Gracias, y sí, otro día será - le dí un beso en la mejilla - y para ti también - le dije a Paula.

Estuvimos hablando sobre nuestras cosas y sonó la campana, entramos. Las clases que quedaban eran matemáticas, filosofía y química, después ya fui a casa a comer, estaba la casa sola. Después de comer hice los deberes, abrí la ventana de mi habitación (que da a la calle), cogí mi paquete de "lucky strike" y me fumé un cigarrillo, uno de mis pocos momentos en los que me puedo relajar. Mirando por la ventana veía a la gente pasear por la calle, niños jugar a fútbol y mucho más, también vi a un gato negro que me miraba desde la otra ventana, pensé que quizás era el gato de los vecinos, pero nunca lo había visto, así que pensé que lo habían comprado o adoptado, aunque opté más por la segunda, porque tenía una pata herida. Cerré la ventana y me tumbé en la cama. Y hablando con el móvil y con el ordenador todo el día y escuchando "Falling in reverse", un grupo que realmente me gusta.

Era la hora de cenar, me hice unos macarrones y un poco de pescado, subí otra vez y oí a mi padre llegar a casa, se fue directamente hacía su cuarto, mi relación con él... No es muy buena que se diga, es la justa. Me fui a dormir.

Buena flor

protegida por el calor

del escudo protector,

enemigo del invierno,

siempre al acecho.

Una flor en inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora