•| SANS ALPHA |•

•| Cinq |• Cinco

Empieza con el amanecer del 22 de Agosto, año 1914. Nada particular al respecto, en la región francesa de Ardennes parece ser el comienzo de un día como cualquier otro, el sol asomándose con lentitud entre la sección boscosa de aquel pueblo, densa niebla ambientando el amanecer, viento frío de otoño colándose por las viviendas humildes, casas habitadas por cientos de familias de pocos y escasos recursos, todo en paz.

Lo que ninguno sospechaba, era que el amanecer de aquel 22 de Agosto sería el último amanecer en el cual la paz reinaría; Se escucha un cañón a la distancia.

Ese día fallecen más de 15.000 personas, soldados y civiles.

Ardennes, Francia, 21 de Agosto de 1914

Es tarde, El omega reconoce, deben ser las cinco o seis de la tarde, Louis se encuentra pasando paños de agua por la frente del Beta, aquel Beta, que ahora el ojiazul entendía, había sacrificado no sólo su libertad, sino la libertad de la persona que amaba, y todo por él, un simple Omega, que no podía siquiera ofrecer una recompensa digna por aquel honorable acto. Louis no hace muchas preguntas acerca de lo sucedido y sin embargo puede decir por el comportamiento de Zayn y de Liam que algo no anda bien, se siente una atmósfera pesada y casi asfixiante en el ambiente, y Louis se pregunta qué deberían hacer ahora.

Según Liam le había explicado mientras Zayn se ocupaba de Louis, quien para ese momento se encontraba ya completamente inconsciente, él arrancaba con sus propias manos la vida del cuerpo del coronel, a Louis no le sorprende esto, no cuando fue testigo de la fuerza que Liam implementó en cada uno de sus golpes.

 El Omega sabía que Zayn se había llevado sus buenos golpes también antes de llegar hasta él justo antes de perder la consciencia, no por parte de Liam por supuesto, si no por parte de los Betas y Alfas que acompañaban al coronel, evidencia de aquello eran varios moretones y el labio roto en el Beta de ojos caramelo. 

- Ahora que Simon está muerto vendrán a por mi Lou, por todos nosotros. Los hombres que lo acompañaban han huido, seguramente en busca de refuerzos, y es cuestión de un día o incluso horas para que vuelvan- Dice el dueño de ojos miel tomando la muñeca de Louis deteniendo los movimiento del paño humedo que recorre su frente- Mañana es el día Chaton, mañana es último maldito primer día- Y aunque Louis no comprende una mierda de lo que dice el Beta, aquellas palabras se meten en el cráneo y en la memoria de Louis como una sentencia.

Pasan el resto de la tarde los tres en aquella destruida edificación, ninguno reúne las fuerzas suficientes para ponerse de pie y depositar algo en sus vacíos estómagos,se encuentran agotados, débiles , sobretodo Zayn y Liam, y  Louis en agradecimiento se encarga de vendar y desinfectar sus heridas con un pequeño botiquín que descubre Liam tenía reservado en esa misma habitación. Todo transcurre en una falsa calma que no demora en ser interrumpida por la llegada de varios desconocidos hasta su paradero, Louis se niega a sentir miedo, así que junto a Liam y Zayn permanece sentado en espera por el destino.

Louis posee una vista privilegiada entre aquellos muros derrumbados, y puede observar como tres hombres con el uniforme del ejército Francés se acercan hasta el cuerpo sin vida del coronel que aún reposa en el suelo. Su cabeza totalmente irreconocible y el uniforme que solía ser pulcro y adornado de medallas manchado de su propia sangre seca, arruinado.

Uno de los hombres levanta la cabeza y el Omega sabe que ha sido visto, no puede evitar el miedo que trepa por sus huesos, paralizando cada parte de su cuerpo, su propio aroma se cuela en el aire, el cual se hace aún más espeso cuando a su propio aroma se le unen los de Liam y Zayn. Louis descubre que Liam huele a madera recien cortada, un aroma reconfortante y fresco, mientras el olor a Whisky que Louis sabía provenía de Zayn le generaba una sensación de adormecimiento y embriaguez. Aquel soldado no separa su vista del Omega, y camina lentamente hasta ellos tres, haciendo una seña a los otros dos hombres, quienes parecen entender y siguen a su compañero hasta su patético y nada elaborado escondite.