Soleado.
"¿Dónde está?"
Sabado.
"¿Dónde demonios se ha metido?"
Sin tareas.
"Pero... ¡¿por que nadie me puede decir donde diablos se ha metido Lia?! ¡Oh! ¡Ahí esta Lily!"
— ¡Lily! — grite mientras esquivaba a un trio de chicas de Hufflepuf.
Mi pelirroja hermana a penas hizo un leve movimiento con su cabeza al escucharme, intentando fingir que no me habia oido. Lamentablemente para ella, los tres -Albus, Lily y yo- habiamos heredado la buena audicion de nuestra abuela Molly -capaz de detectar complots y bromas desde la cocina incluso si te encuentras en el cuarto más alejado-, y sabia que era imposible que no me hubiera escuchado.
— Lily...
— No está.
La respuesta me descoloco un poco. ¿Quien no estaba?
— ¿Que...?
— Me vas a preguntar por Lia, ¿no? Pues ya te digo yo que no esta conmigo (lo que es obvio), ni en la biblioteca, ni en la Sala Comun y tampoco en otra parte del castillo.
Parpadeando confuso -¿como sabia ella que estaba buscando a la ojiazul?-, me acomodé a su paso para poder hablar con ella mientras caminabamos.
—¿Acaso eres adivina?
—No, pero tu eres muy obvio. Hasta Hugo se hubiera dado cuenta de que me ibas a preguntar por Lia.
—¡Eso no es cierto! ¡Podria haberte preguntado por cualquier otro tema! ¡Como tu novio!
La mirada que me hechó -como si fuera a lanzarme una maldicion mortal- me asusto. Todas las pelirrojas eran peligrosas, razon por la cual me alejo de ellas como si fueran veneno. Tenia suficiente con mi madre, mi hermana, mi abuela y todas -o casi todas- mis primas.
No mas pelirrojas. Totalmente prohibidas. Muchas gracias.
Aunque tampoco era como si me fuera bien con las chicas morenas. Amelia Browens era la prueba.
Y era Amelia la razón por la que me había acercado a mi hermana.
—Vale, si Lia no esta en el colegio... ¿donde diablos esta?
Lily sonrió, y yo casi pude sentir como el alma escapaba de mi cuerpo. Era capaz de escuchar la voz de mi hermana dentro de mi cabeza dicienta la palara "cita" incluso cuando no había dicho nada. Un leve pinchazo en el pecho, justo donde estaba mi corazón, me hizo fruncir el ceño. Lia sabía que me molestaba que saliera con chicos que no tuvieran mi aprobación. Más bien, me molestaba que saliera con cualquier chico que no fuera yo, punto. ¿Por que diablos no lo entendía?
—¿Quién es el idiota que ha tenido la osadía de pedirle a MI Lia que salga con él?
—Creo que era un tejón, pero no estoy demasiado segura—.Deteniendose en frente del lago, miró a alrededor como si estuviera buscando a alguien—.Si tanto te molesta que salga con otros chicos, ¿por que no le dices que estas enamorado de ella desde que la conociste en primer año, miedica?
Ardiendo. Estaba seguro de que mi cara estaba ardiendo por culpa de mi hermana. ¿Cómo se le ocurria decir una tontería como esa?
—¡Y-yo no estoy e-enamorado de L-Lia desde p-primero!—la mirada de "No te creo nada, de nada" de mi hermana me asustó. Pero solo un poco—.Me gusta desde tercero, ¿vale?
—Ya... Bueno, querido hermanito, he quedado aquí con Mi novio, así que... fuera, fuera.
Hice una mueca. ¡Mi propía hermana pequeña me echaba! ¡Y por estar con el idiota de Malfoy! Hoy no era mi día, de eso estaba completamente seguro.
Caminando lentamente hacia el interior del castillo, me hice la promesa de enseñarle a mi querida hermana que no era un "miedica" como ella decía. No pensaba dejar que el curso terminara sin que Lía entendiera que no podía salir con otros chicos a parte de mí.
Amelia Carlie Browens era mía, de mi propiedad en exclusiva, desde el mismo instante en el que nuestras miradas se encontraron por primera vez cuando teniamos once años.
¡Ah, si! También tenía que decirle que estaba enamorado de ella.
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10 Razones para Besarla
FanfictionJames Sirius Potter tiene el orgullo de presentar... espera, espera. ¡¿Orgullo?! ¡Nada de orgullo! ¡Me he visto obligado a hacer esto! ¡Y si lo hago es para demostrarle a cierta pelirroja -y sì, querida hermanita, hablo de tì- que no soy ningún mied...