Narrador :
Los Ángeles California, 5 años antes:
- Eh visto, como miras a mi mujer Molina - gruño el capo, parecía un león enjaulado-
- No es lo que usted - no debía responder y lo sabía, mucho menos con mentiras-
Recibió un golpe tras otro y otro , hasta estar casi en la inconciencia.
- Esto es solo una advertencia, vuelves a mirar a mi mujer y te arrancaré los ojos de las cuencas - susurro cerca de su oído- y me encargare de que lo disfrutes.
La puerta se cerró pero solo pasaron 5 minutos cuando NIko su mejor amigo entró en la habitación para sacarlo de ahí, el sabia en la que se había metido, se lo había advertido ese hombre no se andaba con juegos y mucho menos si se trataba de su mujer, aquella linda chica parecía tener hipnotizado al capo capaz de hacer cualquier cosa por ella.
-Te lo dije Hugo, te dije que estaba mal mirar a esa mujer, el capo te matara la próxima vez - lo ayudó a ponerse de pie para sacarlo de ahí -
- Moriré feliz, si lo último que veo es a ella - sonrió, mostrando su dentadura manchada de sangre-
Se apoyó en su amigo y salieron de aquel almacén abandonado a las afueras de LA, tenia una semana encerrado en aquel lugar sin ver la luz del día, cuando decidió entrara a trabajar para el capo fue por venganza, y aun lo seguía haciendo por esa razón y lo haría hasta que Donaldo estuviera bajo tierra pudriéndose en las llamas del infierno, le había hecho tanto daño a su hermana, gracias a él estaba internada en un psiquiátrico, pero su objetivo cambió cuando le presentaron a la bella castaña de cuerpo de infarto y ojos cálidos, ella ni siquiera le presto atención pero desde ese día el jamas dejo de hacerlo.
Los Ángeles California, Actualidad:
- Se lo que estás tratando de hacer, ni siquiera lo pienses - dijo su amigo a su lado-
- El ya no está y no puede prohibirme acercarme o mirarla - sonrió-
- Enserio? piensas que una mujer como ella se fijaría en alguien como tu - razono- sin ofender amigo pero era la mujer del capo, es toda elegancia, lujos y educación, nosotros venimos de abajo H, ni siquiera sabemos comer con cubiertos - dijo divertido -
Él sabía que su amigo tenía razón, miró una vez más a la castaña que parecía mirar todo con desaprobación desde una mesa en la primera planta, hasta su manera de sentarse desborda elegancia, había crecido desde la última vez que la había visto salir de la antigua mansión de los Ortiz con solo una maleta y convertida en un mar de lágrimas que derramaba por el amor de su vida, ahora parecía más madura, no parecía ser la misma chica que un dia salio de la mansión en busca del capo y solo por diversión comenzó a sacarse la ropa frente a él y todos los hombres, ese día el capo se la llevo de hay en el hombro y ella parecía encantada por lograr su objetivo.
De pronto una castaña se le unió en la mesa, era mucho más delgada y deslumbrante, pero para él no había nadie más linda que ella, pero al mirar a su lado el que parecía perdido entre las curvas de la deslumbrante chica era el.
- Se lo que estás tratando de hacer, ni siquiera lo pienses - dijo con diversión a su amigo las mismas palabras que él le había dicho-
- Jamas habia visto a nadie como ella - ni siquiera le había puesto atención -
H rodó los ojos, Niko decía eso de cada chica que conocía cada noche los 365 días del año sin ninguna excepción, estaba seguro que después de llevarla a la cama aquel deslumbramiento por ella, ni siquiera la recordaría.
- Y si enviamos una bebida? - sonrió-
-No, aun no puedo acercarme - dijo con pesar-
-Eres el puto Amo ahora H, puedes hacerlo - sonrió-
- Hace 10 minutos estabas en contra de esto y ahora resulta que por ser el nuevo capo puedo hacer lo que se me pegue la gana - bromeo -
- Solo digo que, tienes razón olvidalo - desvió su mirada al frente-
Valeska se sentía observada y por mas que trataba de buscar al causante de su incomodidad no lograba encontrar a nadie, el lugar estaba abarrotado de personas que miraban tan normal todo en aquel lugar incluida Amber, por suerte ella misma se había designado como la conductora de esa noche y no pensaba tomar nada más que su margarita seca.
El mesero se acercó a su mesa con precaución y sin ni siquiera mirarlas a los ojos, si aquellas chicas eran las mujeres de los nuevos jefes seguro perdería sus ojos y manos, antes de que la noche terminara.
- Señoritas bue- buenas noches - sonrió - han enviado, estas bebidas para ustedes.
-Que bien - respondió amber apunto de tomar una-
- No, muchas gracias pero no queremos nada, puede llevarla de regreso a quien sea que las haya enviado. - sonrió-
-Pero Ska, son bebidas y GRATIS, que importa - renegó su muy borracha amiga-
-No conocemos a los chicos que las enviaron y no pienso arriesgarme - miró de nuevo al mesero que miraba al piso- No queremos nada gracias, regresalas a esos chicos.
-Señorita aceptelas por favor ellos lo hicieron con buenas intenciones - trato de razonar-
-Ya se lo dije, y por favor no me haga llamar a su supervisor o jefe - hablo seria-
-No seas amargada Ska, el solo hace su trabajo - la miro mal-
- Justo son ellos quienes han enviado las bebidas - sonrió esperanzado a que la castaña accediera-
- El que? - lo miro con la ceja alzada-
- Las bebidas, las han enviado los dueños del lugar - señaló a la segunda planta-
Se suponía que hay deberían estar los jefes pero ella no mira nada más que oscuridad mientras que Amber saludaba a la nada, ella rodó los ojos y tomó a su amiga del brazo poniéndose de pie, la noche estaba tranquila hasta que ese mesero llegó, salieron de pandemonium y Amber seguía molestando en que había sido muy molesta y mal educada al rechazar las bebidas, pero lo que Amber no sabía es que ella había tenido malas experiencias referente al tema y todas había terminado muy mal, una de ellas terminó en secuetro.
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Mi Destino
Teen FictionAlgunas almas no están destinadas a construir vidas juntas, otras están condenadas a cruzarse una y mil veces hasta que se den cuenta de que siempre, fueron hechas una a la otra.