C I N CO

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—¿Cómo que le diste trabajo? —exige Isaac la siguiente mañana cuando se le da la orden de llevar la notificación del contrato a recursos humanos.

El rubio parece estar a nada de tener una crisis nerviosa, Derek lo sabe y está haciendo lo posible por no exteriorizar el leve temor que eso le causa. Sí, Lahey suele exaltarse de una forma que es imposible predecir.

—No tenemos un traductor y se hizo amigo de Alcántara —mantiene la vista fija en el computador hasta que una palma abierta se estrella contra su escritorio.

—¡Aquí dice que lo quieres de asistente! —exclama con enojo porque Hale lo está evitando. Es su mejor amigo, su amigo del alma. No puede simplemente reemplazarlo.

—Por las tardes, y los fines de semana —aclara señalando la hoja que le entrego hace menos de 10 minutos —. Julia solo está en ese puesto como pasante —le recuerda —, y esa pasantía está por terminar. Te llenarás de trabajo, y eventualmente me pedirás que contrate a alguien que te ayude.

Ahí es cuando el de rizos recuerda que el moreno no hace las cosas sin haber analizado diferentes posibilidades. Que Stiles haya aparecido en ese momento es solo para "matar dos pájaros de un tiro".

—¿Lo quieres tener aquí por su parecido a... —el nombre se atasca en su garganta y se niega a salir de ahí —ella?

—Tengo curiosidad por él —confiesa viendo directamente a los ojos azules del contrario —. Siento que traerá algunas respuestas con su presencia.

"Mientras no sea otra muerte", piensa Isaac pero decide guardarselo —: Voy a llevarlo.

[...]

—¿Y así de rápido te dieron el trabajo? —cuestiona su mejor amiga con cierta duda.

—Es más beneficioso para ambos de lo que crees —explica el castaño acostándose con la cabeza en el regazo de la chica —. Me salvó pero su tarjeta aún no aparece, y eso es lo que le debo. Mientras encuentran dicha tarjeta trabajaré ahí como traductor y asistente.

—Sin paga.

—Con paga de traductor —le sonríe a Kira —, es el sueldo de asistente lo que le "abonaría" a la deuda.

—¿Eso es legal? —la pelinegra suena confundida pero acaricia el cabello de Stiles con lentitud.

—No lo sé —responde con sinceridad —, pero es la mejor opción que me salvará de la ruina.

—Pero tú no estás en la ruina —señala Kira, un poco harta de siempre volver al mismo tema —. Eres un...

—Soy Stiles Stilinski —declara con fuerza, sabe que Kira tiene un punto por ahí pero ella también es consciente de la situación —. Y vivimos en un apartamento gracias a ti.

—Por eso es que no entiendo como llegaste a ese barrio del que el señor Hale te salvo.

—Ah, eso. No fue nada —intenta restarle importancia y cierra los ojos.

—¿Otra vez te perdiste?

—No lo digas así, suena como si me perdiera a diario...

Kira no responde, solo le da una mirada severa al castaño.

—Y solo lo hago cinco veces a la semana... Bueno, seis pero no más.

La asiática se ríe de forma escandalosa pero Stiles se siente en casa.

Kira es la única persona que sabe de él. La única persona que le ha ayudado y lo ha apoyado con su decisión.

Siente que la chica con rasgos asiáticos es su familia. Del tipo la familia que realmente quiere.

Aún Puedo SalvarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora