La hora corre.
El reloj juega una carrera para ver quién llega antes a las doce si sus agujas feroces o mis ojos cerrándose.
Corro, corro por los números estampados en un paisaje, intento llegar a un lugar no se dónde será .
Me rindo, no voy a llegar, el segundero es más rápido que mí cerebro queriendo formular una teoría de porque llevo tan mal la vida.
Me duermo en el cero del diez, acunada por su forma redonda y espero a que sea la hora de despertar.
Nunca.
Solo quiero dormir sin pensar en que me espera, no quiero un mañana quiero dormir un hoy para siempre.