💔 De Richie a Eddie my love

76 13 12
                                    


Eds.

Por favor no me odies, pero el otro día, después de follar con tu madre... bueno, no. No hago esto para empezar con mis estúpidos chistes; de hecho, fue gracias a Bev que decidí hacerlo.

Supongo que ahora mismo estarás bien, en un lugar mejor, y sin tener que soportar los gérmenes o un matrimonio detestable. Y nosotros deberíamos de estar felices. Digo, acabamos (al fin) con un payaso hijo de la chingada y no nos olvidamos de todo como hace un tiempo; y al parecer soy el único que no lo está logrando: Ben y Bev ya empezaron esa relación que veíamos venir desde los 13, Bill ya escribe finales que no odia todo el mundo, Mike se largó de Derry... pero yo solamente pienso en ti.

Caíste en batalla, y de no ser por ti nunca habríamos matado a Pennywise, y estaríamos muertos, yo estaría flotando por culpa de las luces de la muerte y ese payaso de mierda asesinaría a muchos inocentes más. Pero no. Tú lo heriste, me salvaste la vida, nos protegiste, nos dijiste cómo actuar, y eso te costó la puta vida, lo que es muy injusto, porque si alguien merecía morir era Eso, no tú, y terminaron muriendo ambos. Cosa que yo no puedo soportar más.

Bill perdió a Georgie, luego a Stan, y logra seguir con su vida normal y llevar el dolor, y yo no puedo. No puedo. Porque la razón es muy complicada, y de hecho voy a escribírtela, pero la guardé durante mucho tiempo, y el secreto me está matando. Yo no sólo te consideré mi mejor amigo. Y no sólo te amaba.

Yo... estaba enamorado de ti.

Todo empezó a los ocho o nueve años, no recuerdo bien la fecha, pero sé que comenzó cuando nos conocimos. Un día empezamos a hablar, y nos volvimos mejores amigos a pesar de lo distintos que éramos. Ahí me di cuenta de que me gustabas, porque no llevábamos ni un año de conocernos y ya te me hacías tan jodidamente perfecto. Y luego, tras lo sucedido en el verano de 1989, me di cuenta de que no sólo me gustabas. Me di cuenta de que me había enamorado de ti.

Amé todos tus ataques cuando pasábamos por lugares contaminados. Amé tus pecas que decoraban tu bello rostro. Amé tu pelo castaño tan suave y hermoso. Amé esos mini-shorts que me hacían mírate más que de costumbre. Amé tu sonrisa y la manera en la que me reclamabas cuando hacía bromas pesadas sobre tu gorda madre. Amé esos tiernos y divertidos momentos que compartíamos en la hamaca. Amé tu olor corporal que me hacía derretirme silenciosamente cada vez que te abrazaba. Amé ese ridículo inhalador que siempre usabas y al que siempre tuve envidia. Amé la forma en la que te sonrojabas cuando coqueteaba contigo casualmente y tu ceño fruncido que aparecía si hacía exactamente lo mismo pero con otro de los perdedores.

Amé todo de ti, Eddie Spaguetti. Lo amé y lo sigo amado, porque nunca podría dejar de amarte. Al igual que amaba cada momento que pasábamos juntos, más si solamente éramos nosotros dos los que nos reuníamos en alguna casa o en los Barrens, o para comprar un helado y sentarnos en el parque a comer, sólo para que en cuanto acabaras te acostaras sobre mis piernas y nos quedáramos horas platicando de lo que se nos ocurría. Eran los mejores ratos de mi vida.

El día en que nos reencontramos fue uno increíblemente feliz, y eso que me encabroné horrible cuando me enteré de que te habías casado, aunque ya lo suponía; y me arrepiento con toda el alma de no haber reunido las agallas para decírtelo a la cara; varias veces estuve a punto, pero siempre me acobardaba. Ahora nunca podré dar ese paso. Nunca podré mirarte a los ojos y decirte lo mucho que te amo; ni tomarte de la cintura para acercarte a mí y susurrarte cursilerías tontas que te hicieran sonrojar y reír; ni besar esos hermosos labios rosados que me moría por probar; ni protagonizar a tu lado una escena digna de esas películas románticas de las que siempre me burlé donde los finales felices sí existen... lo máximo que me atreví a hacer fue tallar en el puente de los besos nuestras iniciales a los 13 años. Un simple y sencillo R+E que seguro llegaste a ver más de una vez, y al que cualquiera podía observar, pero no saber a quienes se referían, ni quién lo había puesto ahí.

No me importa lo que pase conmigo ahora. Probablemente seguiré mal, pero al menos me habré quitado un gran peso de encima que toda mi vida me vi obligado a cargar. Te extraño y te voy a extrañar siempre, pero guardo la esperanza de que en el otro lado lograremos encontrarnos de nuevo, y tal vez, sólo tal vez... me coja a tu madre (no es cierto, no me mates). Lo que iba a decir es que probablemente podré ver tu reacción cuando te mire a la cara y te lo diga:

Te amo, Eddie Kaspbrak.




Richie Tozier.

A letter to a loser  (𝑬𝒅𝒊𝒕𝒂𝒏𝒅𝒐)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora