2

3K 258 287
                                    

Narra Ochako

Dos días después de haberle entregado las llaves del piso a Izuku, estaba con Yaoyorozu, mi mejor amiga, caminando por mi facultad, feliz de por fin tener inquilino y no tener que seguir buscando.

Momo Yaoyorozu se autodenomino mi mejor amiga a las dos horas de haberme conocido. Ella tenía mi edad y vivía aquí, en Japón, con sus padres y su hermano, pero yo la conocí hace tres años. Ella había ido allí a pasar el día con una amiga del instituto pues no conocían la ciudad. Sin embargo, al caer la noche cada una tomó su coche para volver a casa, con la mala suerte que su auto la dejó tirada cuando su amiga ya se había ido. Y ahí entraba yo, que por ese entonces, trabajaba en uno de los videoclubs. La vi, antes de entrar en mi turno de noche, caminando desesperada por el arcén e intentando buscar cobertura con su móvil. Le ofrecí llamar por el teléfono del videoclub y ella aceptó gustosa. Durante las tres horas que tardó la grúa en llegar por su coche, hablamos, cuando no había clientes, como si nos conociéramos de toda la vida. Yaoyorozu, antes de irse, suplicó por mi número de teléfono y mi correo electrónico.

Desde entonces éramos amigas y más aún cuando yo vine el año pasado para empezar mis estudios universitarios. Ella me ayudó a instalarme y me enseñó las cosas importantes de la gran ciudad y a pesar de que yo estudiaba Literatura y ella Comunicaciones y Contaduría nos encontrábamos cada vez que podíamos o íbamos a estudiar juntas a la biblioteca de su facultad o de la mía.

Así que aquí estábamos, en uno de los grandes pasillos de la facultad de Literatura quitando el último de los carteles que quedaba en el tablón de anuncios estudiantiles. Ahora que ya vivía Izuku conmigo, no quería más llamadas de gente interesada. Releí de nuevo el cartel antes de tirarlo:

"Se busca chica o chico gay que quiera compartir piso de dos habitaciones, un baño, cocina y salón. Cerca de la Universidad y a diez minutos del centro. El precio incluye agua e internet. Interesados llamar a 678025786 (Ochako Uraraka)"

Dejamos todos los carteles en una papelera cercana y nos sentamos en una de las mesas de la cafetería, que había dentro de la universidad:

-¿Y cómo es el susodicho? – Yaoyorozu removió su capuchino tras añadirle el azúcar.

-Se llama Izuku Midoriya y es estudiante de cuarto año de medicina. – bebí mi café – Ayer terminó de instalarse. Parece un chico sencillo y simpático.

-Ahora no sólo tendrás un médico en casa, sino también un asesor de imagen, ¡los gays tienen mucho estilo vistiendo! – Yaoyorozu me sonrió – podrás pedirle consejo – miró mi simple vestimenta con aire despectivo. Yaoyorozu era demasiado adicta a la moda como para ser bueno para la salud.

-Espera Yaoyorozu, no te precipites. No parece de los típicos gays – me quedé pensativa – recuerdo a Eric, del instituto, y él sí que era gay, se notaba de lejos, pero Izuku…

-¿Qué? ¿No se pasa todo el día aplicándose cremas o apestando a perfume floral? – Yaoyorozu rió.

-No, que va. Y es que es tan…

-¿Guapo? – terminó Yaoyorozu por mí.

-No, la palabra sería… atractivo. Escupe sensualidad por cada poro de su piel y encima de manera inconsciente – me sonrojé – es francamente hermoso: cabello alborotado, mandíbula fuerte, ojos verdes…

-Que pena que es gay.

Ambas suspiramos compungidas y terminamos nuestros cafés. Después, estallamos en risas.

OooooooooooooooO

Abrí la puerta y entré en el vestíbulo del piso. Menos mal que era previsora y en el mueble más cercano tenía toallas. En Japón nunca se sabía cuando iba a llover.

Mi Compañero GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora