La Rosa mas bella de todas.

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Ya habían pasado varios días después de que Riddle se enfermara. Sin embargo Floyd seguía ideando un plan para robarle el elixir a Jade. Había estado quemándose la cabeza tanto tiempo que no encontraba alguna forma de hacerlo sin que se viera tan obvio.

Caminaba de un lado a otro en su habitación, como si de verdad estuviera pensando en algún plan, pero era tan fácil de distraer que se quedó mirando simplemente sus zapatos mientras bajaba la velocidad poco a poco hasta quedarse estático.

Allí se quedó, en esa posición.

Miraba su reflejo en aquellos brillantes mocasines negros.

-¡Ah!-Fue como un grito de eureka- Había olvidado pedirle mis mocasines nuevos a Jade. Es cierto ¿Cómo lo pude olvidar~?-Comenzó a reír avergonzado.

Realmente, después de tanto tiempo. Ese hombre...No tenía ningún plan.

Fue hacia la habitación de su hermano. Comenzaba el fin de semana, pero tanto Azul como Jade estaban siempre ocupados, llenos de responsabilidades. De seguro era horrible no tener un tiempo libre para divertirse. Pero cuando los observaba en sus asuntos, parecía que ambos los disfrutaban. Algún chiste debía de tener para seguir cada día con lo mismo, aunque parecía entender que hubiera algún encanto.

-Soy patético... ellos aman su trabajo, como yo me sigo atando a Pececito dorado.... Algo tiene, que no se puede dejar tan fácilmente~ Ah...-Suspiró.

Tal vez debería buscar otro hobby o algo en especial. Sentía que ya debía rendirse, pareciera que el destino no los quería juntos. Mientras caminaba lentamente por el pasillo, se quitó el guante de la mano derecha, observando aquella mordida tan profunda que se había hecho. Recordando el remolino de sentimientos que sentía y no se borraban.

No dejaba de reclamarse de ser un aferrado. Ni siquiera podía imaginar, en que algún día podría tomarle de la mano, sin recibir algún golpe o insulto.

-Estar enamorado apesta...-La dureza de sus hombros se iba perdiendo para dejarse llevar por la gravedad, cayendo poco a poco. El amor era un sentimiento hermoso, sin embargo también puede ser devastador. Un arma de doble filo; pero que todos, queremos vivir al menos solo una vez en la vida. 

Llegó a la puerta de su hermano y la abrió como si fuera su propia habitación.

-Jadeeee~-Su tonalidad era de una depresión total, ya cansado y harto.

El susodicho estaba leyendo un libro en su habitación, lo cual desvió la vista hacia su hermano.

-¿Se te ofrece algo?

-Mis mocasines nuevos.-Dijo rápidamente. Quería irse a su habitación a tirarse en la cama y dormir todo el fin de semana.

-Lo había olvidado. Discúlpame. Busca en el armario, la caja debe de estar donde guardo el uniforme y por cierto, también te compre calcetas nuevas. Están en la gaveta de abajo.-Le dijo, mientras se daba media vuelta en su cama, dándole la espalda a su hermano. Parecía estar muy metido en su lectura.

-Sí. Si~-Rebuscaba en el lugar asignado hasta que encontró la caja y agachándose aún más para buscar sus nuevas calcetas. Abrió la gaveta y todo lo que estaba ordenado hasta por colores, lo convirtió en un mar de arcoíris. Sin embargo, de pronto se dio cuenta de algo... algo que brillaba tenuemente  entre todo. Era de cristal.

Volteó a ver si su hermano tenía un ojo encima de él pero fue negativo. Le estaba dando la espalda. Su corazón comenzó a latir rápido, imaginando lo que podría ser o mejor dicho: Lo que quería que fuera.

Las consecuencias del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora