El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
Trigger warning: Mención de suicidio, drogas y violencia explícita.
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Kid, de alguna forma, era un lienzo en blanco salpicado de sangre. Su piel era tan pálida que las venas, azules e hinchadas, quedaban perfectamente enmarcadas alrededor del músculo duro de su cuerpo. En medio de aquella serenidad virginal, con los antebrazos extendidos a los lados y las palmas hacia arriba, las cicatrices que lo recorrían parecían los boquetes que la navaja de un escultor posmoderno talló con el paso de los años. Estas gateaban por su pecho, sin tener suficiente de él hasta tachar su propia cara, rodear su nariz rota una vez tras otra y enmarcar la fiera mirada castaña que se escondía tras las diminutas y oscuras pestañas. El pintalabios rojo de sus labios combinaba con su cabello, en una explosión de color que solamente su gusto por las prendas en tonos tierra —al igual que sus dientes— equilibraba.
Pero ahora ya no llevaba su ropa, sino un camisón azul a juego con sus venas. Su expresión y postura eran tan relajadas que ni siquiera parecía muerto.
Luffy se golpeó el rostro con fuerza hasta espantar todos sus pensamientos—. A ti no te perderé, Kid. No dejaré que vuelva a pasar lo mismo; no permitiré que otra persona que quiero se muera por culpa de ser un idiota incapaz de proteger a los demás. Con Ace ya he tenido suficiente... —Se le rompió la voz y apretó los dedos en torno a sus rodillas.
Por lo menos el calor que sentía provenía de su propia rabia y no de la hipertermia de Kid. Aún sentía el tacto hirviente de su piel blanda y enrojecida cuando llegó al hospital. El monitor médico informaba de una frecuencia cardíaca anormal, pero no era alarmante después de una angioplastia.
Los sillones de las habitaciones de hospital no eran precisamente lo más cómodo, por lo que ya no era capaz de mantenerse quieto, con toda aquella ira y frustración subiendo por su pecho y agarrando su mandíbula.
