La Profecía de Inista

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A la mañana siguiente me despierto antes de que suene el despertador, me levanto de la cama y abro el closet saco una toalla para bañarme, mi uniforme de diario, mi visa, pasaporte y algo de ropa. Tiro todo sobre la cama, y camino hacia el escritorio; tomo el sobre con la plata que Jhon me dio, y mi moral. Guardo dentro de él; la ropa, el sobre y mis papeles. Tomo la toalla y salgo de la habitación y entro al baño. Después de 15 minutos salgo del baño y entro a mi habitación. Al terminar de cambiarme, me siento en mi escritorio y enciendo mi portátil, y verifico nuevamente la salida de mi vuelo a Roma. Al cabo rato bajo y entro a la cocina me sirvo un poco de cereal, en ese instante entra la señora Susan al verme me dice – Buenos días Alan. Que haces despierto tan temprano –.

- Buenos días señora Susan. Me desperté temprano, porque tenía que terminar un trabajo para hoy.

Después de decirle así, salgo de la cocina y me siento en comedor de la sala. Al terminar de desayunar, subo las escaleras y entro al baño, al salir toco la puerta de la habitación de Jhon. Jhon abre la puerta y me dice – Ya estás listo. Apenas yo me estoy colocando la camisa –. – Solamente vine a decirte que te apures, recuerda... –. – Si lo sé – Me dice Jhon interrumpiéndome. – Ok. Te espero abajo –.

Salgo de su habitación y entro en la mía, llamo a una estación de taxi y pido uno. Tomo mi moral, de la silla del escritorio; bajo las escaleras y espero a Jhon en la sala. Después de 10 minutos Jhon baja y mirado su reloj me dice – Dame 10 minutos para desayunar –. Miró también mi reloj y le digo – Está bien, pero ni un minuto más –. – Ok –. Me responde él caminando hacia la cocina, en ese instante tocan el timbre, abro la puerta y es Brayan. Al verlo le digo – Bueno días Brayan –.

- Buenos días Alan, y Jhon. Me dice él entrado a la casa.

- Desayunado. Le respondo.

- Apenas, y yo que creía que se me había hecho tarde.

- Espero que no se demore.

En ese momento el señor Roger sale de la cocina y nos dice – Buenos días chicos –. – Buenos días Señor Roger –. Le decimos. Él sube inmediatamente las escaleras, Jhon sale también de la cocina y entrado al baño que se encuentra detrás de las escaleras, diciendo – Buenos días Brayan –. – Buenos días Jhon –. Le contesta él.

Al salir Jhon de baño, miro nuevamente mi reloj y digo – Es tarde –. No, lo decía porque se nos pasaría el primer bus escolar; sino por mi vuelo a Roma, ya que sale a 7:30 de la mañana. El señor Roger bajando la escaleras y listo para irse al trabajo nos dice – Hasta luego chicos –. Tomado mi moral del sofá y Brayan a mi lado le decimos – Hasta luego señor Roger –. Jhon colocándose su moral al hombro le dice a su padre – Despide de mamá y hasta luego también papá –. Al salir de la casa caminamos con un paso ligero a la parada del autobús, al llegar el taxi que había pedido ya se encontraba allí. Brayan al ver el taxi dice – A hora si alguien me puede explicar, ¿qué está sucediendo? –. – ¿Que te lo explique Jhon? Brayan, yo no tengo tiempo –. Le digo subiendo al taxi.

Dentro del taxi, le digo al chofer me lleve al el aeropuerto lo más rápido que pueda. A pocas cuadras de la casa de Jhon, me quito el saco y la corbata del Instituto, las guardo en mi moral. Al llegar al aeropuerto miro mi reloj, y noto que faltan 15 minutos para que salga mi vuelo; me bajo del taxi, entro de inmediato al aeropuerto. Hago la fila y pago el tiquete que había reservado, miro nuevamente mi reloj y escucho por el altavoz – Pasajeros con destino a Roma, a bordar por la puerta número ocho –. Camino hacia el puesto de control muestro mi pasaporte, visa y tiquete. Cuando pasaba por la máquina de detector de metales, escucho nuevamente el aviso para abordar el avión. Al terminar aligero mi paso hacia la sala de abordaje, muestro nuevamente mis papeles y subo al avión; Antes de que el avión despegue, llamo al Detective Lewis y le pregunto si saben a qué convento pertenecía la novicia ha llamada muerta en el callejón; el me responde, que si al Convento las Hermanas de Fátima. Cuando colgaba el celular, se me acerca una de las azafatas y me dice – Joven tiene que apagar su celular, el avión ya va a despegar –. – Gracias, ya lo hice –. Al estar el avión en aire, me levanto de mi silla y entró al baño para cambiarme de ropa.

Los Hijos De La Luz Ángeles & DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora