El Destino.

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en el castillo del inframundo se encontraban reunidos en el salón del trono los 10 mandamientos para entregar sus reportes, estaban tranquilos en silencio hasta que escucharon unos pasos, algunos sintieron como se erizaba su piel, ellos podían ser muy rudos pero en el fondo les temían a los primogénitos de Rey Demonio, vieron cuatro personas caminando hacia ellos, un joven de cabello negro, baja estatura, una armadura roja con plata, un hombre de alta estatura cabello y bigote rosa, vestimenta blanca con armadura color plata, un anciano chaparrito con barba y cabello verde, un bastón y a su lado una mujer de cabello Plata corto, estatura alta, con un vestuario negro que dejaba mucho a la imaginación.

— ¿y bien? Los escucho— la peliplata los filminaba con la mirada, los demás solo se quedaron callados—¿donde esta Galand?

—descansando, tuvo un enfrentamiento con el primogénito de la deidad suprema y salió herido— la pelimorada la miraba fijamente y sentía su cuerpo temblar.

— ya veo ¿y los demás? ¿Los seis cabelleros negros?

— se dirigían al templo del cielo, supongo que deben de estar bien, Anarak tuvo enfrentamiento con tarmiel, igual se encuentra descansando ganó la batalla y pudimos avanzar un poco —dijo un pelimagenta acomodandose los lentes, mientras la albina caminaba y se sentaba en el trono y a un lado el azabache

— Zeldris y el clan de los vampiros completo la misión? — dijo en un tono burlón el mandamiento Zeno del reposo, el azabache iba a ponerse de pie pero pusieron una mano en su pecho volteo y era la albina, miró seriamente al mandamiento, se puso ella de pie y los otros mandamientos retrocedieron, con su magia oscura hizo que este se levantara y se acercó despacio acechando su presa.

— Zeno, vamos a aclarar algo, la misión del clan de los vampiros no es de incumbencia, era tu misión y fallaste, los resultados que ellos me den es algo que no te interesa — apretó su puño y el mandamiento sentía que le faltaba el aire — ahora largate no quiero verte — soltó su puño y este cayó al suelo e inmediatamente salió del salón del trono

— la misión búsqueda y rescate no tuvo el éxito que se esperaba nos embosco el pelotón de Ludociel de los 4 arcángeles— dijo un hombre que se acomodaba su bigote — los pocos que pudimos rescatar han sido atendidos.

— ¡perfecto! — dijo el azabache levantándose — es todo por hoy, si los necesitamos los llamamos — se empezaron a ir quedando el azabache y la albina— no debiste yo puedo defenderme solo — miraba hacia el suelo con los brazos cruzados

— hermano, eres mi pequeño debo cuidarte y protegerte y además aprecio a Gelda — la albina también cruzó los brazos y comenzaron a reírse — voy a salir un momento, hoy estuvimos aquí todo el día, me siento sofocada.

— Elizabeth solo ten cuidado, cualquier percance estaremos ahí rápido — salió del Salón del trono — iré con Gelda.

La albina vio como su hermano salía y una sonrisa dibujo en su rostro, se acercó a una ventana y abrió sus alas comenzó el viaje, vio un pueblo humano y se acercó sigilosamente, oculto sus alas, camino y vio que era un festival, sonrió calidamente pues le encantaría que eso pasara en el inframundo, odiaba la guerra y sobre todo que su padre la viera como un arma, ella quería ser más que eso.

— debería usar ropa apropiada parace que no tiene pudor —decían unas señoras viendo a la albina, la cual las fulmino con la mirada y salieron corriendo

— pero que tiene mi atuendo — ella se observaba y llegaba a la misma conclusión ella vestía bien, suspiro— veamos es por ammmmm aquí.

Se dispuso a caminar y taradeaba, llegó a una aldea abandonada que estaba cerca de un lago se despojo se sus ropas y se adentro en el agua.

Amor Vedado... 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora