~Dentro tendrás toda la información~
Nunca sabes qué es lo correcto y qué es lo malo, nunca sabes que hace una persona cuando no está y tampoco sabes de qué son capaces. ¿Segura que conoces a los que te rodean?
La venganza comenzó todo y la venganza...
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—Le juro que apareció de la nada— le sollozó Xeon a Naruto.
—Mataron a V y a Úrsula— gruñe este desde su silla—, y encima esa perra sigue viva ¡Por segunda vez!
—La traeré de vuelta, deme tiempo— ruega.
—Tu tiempo se acabó— el sonido de un disparo y luego el de Xeon cayendo muerto al suelo.
Naruto se levantó de su asiento sacando el arma y apuntando al Calaveras.
—¿Cómo coño has entrado?
—Esa escoria nos trajo aquí él solito y tu seguridad es pésima— responde con burla.
Cuando Naruto quiso darse cuenta de la otra presencia, Max ya le había dejado inconsciente.
—Fue más fácil de lo que esperaba.
—Los pillamos desprevenidos.
[...]
—Armando— le llamas en un susurro.
—Dime.
—¿Me pasas el teléfono?— le preguntas señalando el artefanco encima de una silla. Volkov te lo había traído ésta mañana.
—Toma— lo agarra y te lo pasa.
De manera inconsciente tratas de apoyarlo dónde una vez estuvo uno de tus dedos y terminó cayendo. Armando se puso a reír.
—No te rías— haces un puchero volviendo a coger tu móvil—. Puta madre, no me podían haber quitado un dedo del pie.
El hombre se calma cuando entra Claudio por la puerta portando unos papeles.
—Te reviso por última vez y te daremos el alta— te informa.
—Bien. Ahora vuelvo— Armando se levanta del sofá y sale de la habitación.
Claudio se te acerca y empieza a comprobar que tus heridas fueran bien.
—Tendrás que tener mucho cuidado con tu mano izquierda— asientes—, todo lo demás está bien. A tu muslo y ceja les queda poco, también evita golpes fuertes y no dudes en venir aquí en caso de algún dolor interno. Aunque las pruebas demostraron que no tenías ningún daño interno ¿Queda claro?
—Totalmente claro
—Bien, rellenas esto y podrás irte— te extiende los papeles que había dejado a un lado junto a un bolígrafo.
Firmas las cosas necesarias y le devuelves los papeles.
—Dejaré que te pongas tu ropa. Está en esa pequeña cómoda— señala el mueble y sale de la habitación.
Con cuidado te levantas, te cambias, coges tus cosas y sales de la habitación.
—Recuerda avisarnos si hay algún problema— te dice Claudio dándote una piruleta.
