CAPÍTULO I: La oscuridad en manos de la paz

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En alguna de las ciudades de la región de Delkraght, había un niño, sin padre ni madre, absolutamente solo, sin nadie que lo cuide y siempre tenía que robar agua y frutas para poder sobrevivir en las calles de la ciudad, su nombre era Khasei, pero a él le gustaba que le llamasen Khai. El niño tenía tantas cicatrices como ganas de convertirse en la persona que por fin pueda unir a todas las regiones y conseguir la paz, ese era su objetivo y quería cumplirlo. Para poder lograrlo tenía que convertirse en soldado, y si podía en general, y si podía aún más, también ser el gobernador de Delkraght, y así cambiar todo. Solía colarse en las clases de las academias, y cuando lo descubrían siempre escapaba, y cinco minutos después volvía. Era importante para él, ya que quería aprender a pelear y poder no solo protegerse a sí mismo, sino a todo aquel que pudiera proteger. Una tarde como otras intentó colarse en otra academia, pero necesitaba un poco de ayuda...

Khasei: No tengo idea de cómo voy a escalar este muro, es demasiado grande... Piensa Khasei, piensa...

Mientras se hablaba a él mismo como de costumbre, cuatro bravucones lo vieron intentando escalar el muro de su academia, y el líder tuvo una idea.

Schirm: ¡Oye niño!

Khasei: - Con cara de miedo y preocupación – Obviamente no estaba intentando escalar este muro, sino que estaba... Ehm... Estaba jugando a caminar en el muro – Mientras en su mente se decía : ¡ESO NO TIENE EL MÍNIMO SENTIDO KHASEI! – Solo eso hacía, ¡Por favor, no me golpeen!

Schirm: Cálmate niño, podemos ayudarte, pero con una condición

Khasei: ¡¿Cuál condición?, Haré lo que sea!

Schirm: Tendrás que hacer caso a todo lo que te diga yo, solo eso, no te pido monedas de oro o plata o que seas mi sirviente... Bueno lo último tal vez sí, pero la decisión es solo tuya, niño.

Khasei: Ehm... Está bien, pero intenten ponerme al día con los entrenamien... - Y luego lo interrumpió el líder de los cuatro bravucones –

Schirm: Sí, sí, lo que tú digas... Ahora, ¿Cuál es tu nombre?

Khasei: Ahm... Me llamo Khasei, pero prefiero que me llamen Khai.

Schirm: Uhm... Bueno, Khai. Mi nombre es: Schirm, líder de esta banda, el que tiene más cara de cerebrito se llama Girbisg, el que tiene más músculo se llama Eizer y el que se está sacando los mocos se llama... Espera un momento... ¡ALLEN, ¿QUÉ HACES SACÁNDOTE LOS MOCOS?!

Allen: ¡Ay...! ¡Es que tengo gripe, jefe, perdóneme, no volverá a pasar!

Schirm: Solo ignora a los otros tres, para aceptar nuestra ayuda tienes que estrechar mi mano, ¿Hecho?

El pequeño Khasei de tan solo cinco años al fin había podido hacer algunos amigos, o bueno, el muy tontito pensaba que serían sus amigos; pero no quería seguir estando solo, así que estrechó su mano con todas sus fuerzas.

Khasei: ¡A sus órdenes capitán!

Schirm: No me llames así, me hace sentir viejo, y solo tengo siete años. Ahora te ayudaremos a entrar, pero tienes que pasar desapercibido.

Entonces lo vistieron como alguien de la academia y burlaron la vista del guardia de la puerta de la academia, y lo hicieron entrar, al tomar la lista de la clase, Schirm interrumpió a la profesora y así también pudo pasar desapercibido. Al terminar el día en la academia salieron los cinco y solo empezaron a conversar.

Schirm: Khai, hay algo que debes saber... Nosotros no solo somos niños muy guapos y fuertes, a excepción de Allen, sino que también somos busca tesoros, y eso es justo lo que hacemos tres horas después de clases. Volvemos a casa, comemos, descansamos y luego nos reunimos justo en este árbol afuera de la academia, y hoy no será diferente, así que ve a casa, descansa y vuelve en tres horas.

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