CAPÍTULO III: La luz en manos de la venganza

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El pequeño Xiun estaba en su habitación intentando dormir, cuando escuchó a sus padres hablar de una guerra, al pararse de su cama escuchó a las campanas sonando, y fue cuando se alarmó y fue corriendo directo hacia sus padres.

Xiun: ¡Mamá, mamá, que está pasando, por qué han hecho sonar las campanas!

Sahabet: Delkraght está aquí, hijo.

La piel de Xiun se heló por completo, había escuchado historias de sus amigos: Delkraght, la región más sangrienta de todas.

Xiun: ¡Te acompañaré, mamá, ya soy grande y puedo hacer algo!

Sahabet: No, bebé. Aquí estás bien, junto a Evan.

Xiun: ¡Mamá, no! Confía en mí, sí puedo hacer algo.

Sahabet: No salgas de aquí, Xiun – Dijo mientras se equipaba para ir a la guerra – Las demás ciudades de Losheim estarán aquí pronto, así que no te preocupes, estarás bie...

Y fue cuando su esposo, lo interrumpió.

Berthold: No podemos perder más tiempo, Sahabet, tenemos que irnos.

Xiun: ¡Papá por favor, haré algo, lo prometo!

Berthold: No, Xiun, no puedes, no aún.

Xiun: Pero papá, en se... - Pero fue interrumpido por su madre –

Sahabet: Ni tu padre ni yo queremos perderte, hijo. Evan te protegerá con su vida – Le dio un beso en la mejilla y antes de irse dijo – Te amo, Xiun.

Xiun: - Con lágrimas en los ojos por terror a que le pase algo a su madre o a su padre – Yo también mamá, yo también.

Habían pasado solo 12 minutos desde que su madre y su padre se habían marchado a la guerra, las demás ciudades de Losheim tardaban en ir a la batalla porque su ciudad estaba más alejada de las otras por razones de codicia que pronto se entenderán. Xiun, queriendo dejar de ser un inútil, decidió ir a la guerra, a hacer algo de diferencia, a ser un soldado más cómo tenía que ser.

Evan: ¡Xiun no puedes ir, tu madre y tu padre están bien!

Xiun: ¡MENTIRME NO ARREGLA NADA, EVAN!

Y el pequeño Xiun de solo nueve años, soltó la mano de Evan que sujetaba su brazo, y partió hacia la guerra. Evan lo persiguió, pero Xiun, al ser un niño entrenado, era demasiado rápido. Xiun había llegado, al sitio de guerra, vio casas de su ciudad destruidas, gente corriendo por sus vidas, y cuerpos, tanto de su clan como de la región de Delkraght, había tantos, pero la guerra aún continuaba, así que Xiun tomó un arco con flechas y empezó a atacar a quienes podía. Evan llegó y lo vio, quiso hacerlo retroceder, pero Xiun no quería, Xiun solo quería ayudar.

Evan: ¡Xiun, puede caerte una flecha, sal de ahí ahora!

Xiun: Soy un soldado más, así como tú, Evan.

Evan: No, tú no eres un soldado más, tú eres hijo de la hermana del rey, alguien importante, ¡así que ahora sal de ahí!

Xiun: O peleas conmigo, o te retiras, Evan.

Fue entonces cuando Evan decidió dejarle pelear, pero iba a protegerlo con su vida si alguien intentaba hacerle daño.

Evan: Está bien, niño. Pero si te digo que corras, CORRES.

Xiun: Sí, Evan, ahora coge un arco y empieza a atacar a esos asquerosos Delkrahgtianos.

Evan: Para ser un niño de nueve años, eres muy grosero.

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