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Importante leer:

Esto es un fanfic con una temática para adultos, si eres menor de edad lee bajo tu propio riesgo. Pido por favor que si no están cómodos/as con algo no lo lean. Esto también aplica para la pareja, si por alguna razón no te agrada la pareja, estás en todo tu derecho de no leerlo.


Por otro lado, los temas que se mencionan en esta historia son importantes en el mundo real y no se pretende hacer burla o minimizar la gravedad. Esto es ficción, el único objetivo es entretener por lo que no debe ser tomado en serio.

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                 Paseó su mirada por la nueva habitación, definitivamente fue una gran mejora, ahora contaba con dos camas, una pequeña sala, cuarto de baño con ducha integrada e incluso un armario donde guardó la ropa que amablemente Bielorrusia trajo desde el hotel, al enterarse de sus intenciones de pasar no sólo la noche sino varios días en el hospital.


Suspiró sentándose por fin en uno de los largos sillones en color café claro. Se tronó el cuello sintiendo la tensión abandonar un poco su cuerpo. Tras una hora y media de discutir con los dos norteamericanos, ONU furioso porque no le hacían caso y, por sus estúpidos caprichos, segundas opiniones de distintos médicos, finalmente, aquella dupla de locos accedió a irse. No sin antes lanzar amenazas a diestra y siniestra.


Bufó una vez más con fastidio al recordar que después de eso llegaron España y los latinos. El pobre personal no supo cómo controlarlos. Golpes, destrozos, gritos, todo pasó tan rápido que no le dio tiempo de ayudar a los enfermeros que fueron mordidos por Bolivia y Ecuador, mucho menos a los de seguridad que derribaron Brasil, Argentina y Colombia. Lo que sí pudo hacer fue evitar que Chile, Guatemala y Perú se infiltraran a la habitación donde descansaba el mexicano.


Otras dos horas fueron invertidas en tranquilizar el caos hispanohablante (más el brasileño). El médico tuvo que traer al psicólogo para que les explicara con manzanas y peras porqué bajo ninguna circunstancia podían abalanzarse sobre el paciente como una manada de lunáticos. Y, más importante aún, porqué él era el único que tenía permitido permanecer a su lado. Se revolvió nervioso recordando las palabras de aquel hombre que no aparentaba tener más de treinta años. "Su salud mental puede estar tan frágil como el cristal y cualquier error podría romperla en pedazos que no volverán a unirse".


Después de esa frase no sólo sintió la presión sobre sus hombros, también la mirada amenazante de cada "familiar". No conformes con eso, todo se volvió más confuso cuando comenzaron a agradecerle para segundos después jurarle que lo destrozarían si se atrevía a hacerle algo indebido a México. ¿De dónde diablos sacaron esa ridícula idea? Sólo ellos en su extraña cabeza sabrían. Aun así, se vio obligado a prometer que no le haría cosas pervertidas mientras estuviera junto a él. Posteriormente de eso, se retiraron del lugar.


Se frotó las sienes con cansancio, la noche había caído ya. Estaba por dedicar su atención a otra cosa cuando llamaron su atención ligeros quejidos. Veloz se ubicó a un lado de la cama. El que yacía ahí se movió erráticamente de un lado a otro. Una enfermera le dijo que los sedantes hace horas que habían dejado de hacer efecto por lo que despertaría en cualquier momento. También le mencionaron de las posibles pesadillas. Sin atreverse a tocarlo y manteniendo una distancia prudente, se agachó para llamarle por su nombre. Al no obtener el resultado que quería, subió un poco el tono de su voz.

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