Capítulo 27

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RUBY

El celular de Ruby emitió una notificación en plena clase de economía, clase que llevaba ya tres años seguidos repitiendo junto a Scott porque era el lugar perfecto para conseguir posibles candidatos para estafar.

Normalmente ponía su celular en vibración, pero esa mañana al entrar había olvidado hacerlo y la notificación sonó con fuerza en el aula. Scott, que estaba tres pupitres más atrás de ella, no le prestó atención, pero el profesor le dedicó una mirada amenazante a Ruby como diciendo: ni te atrevas a mirarlo, así que ella, en su pupitre central, tuvo que esperar a que el hombre se distrajera para chequear.

Jamás se esperó lo que vio.

Jamás.

El remitente: Aria57.

El mensaje: una captura de pantalla con un saldo de 50.000 dólares en una de las cuentas bancarias de Scott.

Su mundo se detuvo ante la revelación y luego se reanudó con tanta fuerza que el corazón le latió sofocantemente rápido. Su única reacción fue levantarse bruscamente de su asiento. Toda la clase la miró con confusión por esa rara actitud. Scott incluso la observó, ceñudo y extrañado, lo cual le indicó que no tenía ni idea de qué había pasado. Y aunque el profesor quiso regañarla, ella solo salió corriendo de allí.

Se dirigió rápido al baño de chicas con el estómago repentinamente revuelto por el impacto. Atravesó la puerta de golpe. Por suerte, frente a los lavabos no había nadie, así que sin comprobar lo demás se metió en un cubículo y vomitó en el retrete.

Vomitó por el aturdimiento, la ansiedad, el horror al recordar que Scott siempre mencionaba que no tenía cuenta bancaria ya que no confiaba en los bancos, odiaba las tarjetas de crédito y siempre le gustaba contar el dinero, tenerlo en sus manos. Amaba el efectivo.

Scott le había mentido. Tenía guardado semejante secreto. A ella. ¡A ella!

Pensó de golpe en todo lo demás: ¿cómo Aria, que no existía, le había enviado eso? Bueno, pudo haber sido Lisa, que era la otra persona que tenía la contraseña, eso no era tan loco. Además, ¿de dónde había sacado Scott los cincuenta mil dólares si siempre habían trabajado juntos en las estafas? ¿Había estafado a alguien más él solo? ¿Cuándo? ¿Cómo es que ella no se había dado cuenta?

Claro, porque él la había estado presionando para que le sacara dinero a Keanu, supuestamente lo necesitaba. Tampoco había sospechado porque ella siempre había confiado en él. Incluso siendo Scott la persona menos confiable del mundo, ella había sentido que su conexión era lo suficientemente especial como para que él no quisiera mentirle. Incluso muchas veces habían hablado de lo que iban a hacer con lo que lograran sacarle a los demás.

Ruby realmente creía que estaban juntos en esto, que eran un equipo, pero él le había mentido como a cualquiera, como si ella no fuese su cómplice, su compañera, la única que le ayudaba en todas sus ideas riesgosas, la única que le había tenido paciencia y había soportado sus desplantes, sus ataques de ira y también lo había consolado en sus frustraciones.

Dios santo, se sentía tan estúpida.

No, más que eso.

De repente sintió como un impulso, y la sensación de angustia y mareos se entremezcló con otra sensación: ira. Aquello la empujó a volver a vomitar, en esa ocasión lastimando más su garganta por la acidez. Y cuando creyó que nada podía ser peor que encontrarse allí casi botando la bilis por la alteración, la puerta del baño se abrió con fuerza. Pensó con molestia "magnífico, alguien para oír que estoy desarmándome aquí".

Pero quien entró no era una desconocida...

—Ruby, ¿estás aquí? —preguntó Lisa mientras se asomaba para comprobar qué estaba sucediendo—. ¡Te busqué en tu clase, Scott dijo que saliste corriendo! Supuse que vendrías aquí. ¿Estás bien?

El misterio de Dylan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora