Prólogo.

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Yeonjun no es un alfa típico en la sociedad. Más bien, no es un alfa que estaba en los estándares de lo correcto.

Desde que era pequeño siempre le habían gustado las cosas rosas y femeninas que le hacían ver lindo frente al espejo. A sus 5 años empezó a usar pequeñas faldas, en su inocencia, no notaba como le miraban ni como la gente se aprovechaba de aquello para hacer comentarios negativos sobre su persona y sus padres.

“¿Cómo puede vestirse de esa manera?”.

Cuando cumplió 12 años y en verano después de llegar de su escuela y quitarse sus medias y falda, se dio cuenta de que, un calor y dolor intenso se aprovechaban de su estómago. Fue ahí que se presentó como Alfa. Pará su mala suerte, su familia, y su padre al enterarse le empezaron a prohibir algunas cosas que habían sido parte de su infancia y pre adolescencia.

“Esta mal Yeonjun. Portate cómo alfa”.

¿Pero como demonios debía portarse uno?.

A raiz de eso y al estar completamente encerrado sobre sus gustos, cuando cumplió la mayoría de edad  aprovecho para irse a estudiar a la capital del país, Seúl. Un lugar el cual era un poco más liberal que el resto del lugar. O eso es lo que pensó.

Se inscribió en la área de gastronomía y empezó a salir poco a poco de aquel encierro sintiendose más libre cada vez. A su edad ya estaba completamente seguro que los omegas no le atraían y su lobo era, muy innecesario pues nunca había sentido mucha conexión desde su primer celo. Le atraían los alfa.

Sus brazos fuertes, su abdomen contorneado, sus piernas notablemente con volumen, su altura de 1.86, su voz ronca y lo que más le prendía, era aquel olor varonil a tierra mojada y café sin azúcar.

Y Yeonjun sólo tenía un gusto particular y ese era Choi Soobin, él cual con tan sólo verle hacia que sus piernas flaquearan y lubricara como un puto Omega.

𝙎𝙠𝙞𝙧𝙩 𝙗𝙤𝙮 - 𝘠𝘦𝘰𝘯𝘣𝘪𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora