Una latente tentación, al fin fue consumada. Simbad 2/2

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Dentro de dos semanas llevarías acabo tu plan maestro.

Todo estaba perfectamente calibrado, cada movimiento y cada detalle estrictamente pensado.

-Ugh, enserio que no entiendo que le ves a un anciano como ese.

Se quejó abiertamente tu amigo Judal mientras le daba una mordida a su manzana.

-¿acaso no lo ves? Esto expele aventura, diversión... Al fin tendré la dosis de adrenalina que mi cuerpo tanto pedía.

El de cabellos negros sonrió internamente. Entendía muy bien como te sentías.

- Pero es el director de nuestra preparatoria, un maestro..., sin mencionar que es al menos trece años mayor que nosotros.

Le sonreíste tiernamente a Hakuryuu, de todos él era el que más se oponía a la idea de que te metieras con el nuevo director del instituto, Sinbad.

-Oh, dulce y tierno Hakuryuu, no me lo tomes a mal pero no espero que me entiendas... Y la verdad es que me tiene sin cuidado.

Tan mordaz como siempre, Judal agrego:

-Yo sí que te entiendo y, es más, ahora hasta apoyo tu fetiche asqueroso de follarte a un anciano como ese.

-¿¡Es que no lo ven!? No es solo por el hecho de que nuestra amiga se meterá a la cama con un maestro, sino que tu fechoría podría acarrearle grandes problemas a él... ¡eres menor de edad!

-¿huh...?

El de los ojos carmín te dió una mirada rápida para ponerse mentalmente de acuerdo contigo y poder reír juntos de la bobería dicha por su amigo de cabellos azules.

Desconcertado de sus risas el estudiante Ren comenzó a sentirse incómodo.

- ¿Es que ni siquiera les importa el problema en el que lo puedes llegar a meter por tus descontroladas hormonas?

Te limpiaste las lágrimas antes de poder hablar. No podías concebir lo despistado que podría llegar a ser ese cerebrito que era el número uno de la clase y el favorito de todos los maestros.

Ahora todo encajaba a la perfección, porque el niño bonito no solo era un estudiante prodigio, sino que también allá por donde pasara robaba suspiros por parte de ambos sexos y él, ciego como un topo no sabía nada de los corazones que cautivaba. Era tan diferente de tu otro mejor amigo.

Judal, que donde sea que se presentará el desastre venia en combo con él.
Los maestros no lo toleraban y solo estaba en ese prestigioso instituto por el favor que recibían de los que eran los cuidadores del chico. Era inteligente, jodidamente astuto y perseverante, pero al mismo tiempo era caprichoso, inquieto, mordaz y un casanova por excelencia.

Quien diría que compartir un paraguas en una tarde lluviosa los uniría como grandes amigos y confidentes.

- Haku, ¿es que en donde has tenido esa linda cabeza tuya en todo este tiempo?

El aludido no contestó, solo atino a ser un gesto.

-Tranquilo, por habernos ayudado en el examen de Yamuraiha volveré a explicar nuestra perfecta creación.

-Hazlo lento, para que el pequeño Hakuryuu no olvide nada.

- ¿Enserio no te has preguntado porque actuaremos hasta dentro de dos semanas?

Silencio.

-.... Mmm, vaya por tu cara veo que lo has olvidado y eso me lástima, porque incluso el mujeriego de Judal lo recuerda.

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⏰ Última actualización: Sep 08, 2020 ⏰

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