El bien que hace mal. Kouha 1/2

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-Los personajes no me pertenecen a mí, si no a Shinobu Othaka. Por favor, apoyen al original-


El golpeteo que sentía en ese momento dentro de mi pecho era tan acelerado, desesperado; que por varias ocasiones me pasó por la cabeza la loca idea de que mi músculo saldría disparado a gran velocidad desde mi pecho y después de formar una escena típica de cualquier historia de terror amedrentaría a uno de mis compañeros. Sus latidos a cada momento se iban acelerando, podía sentir sus constantes punzadas en ambas partes de las sienes, mis oídos eran inundados por esos constantes: "bumm, bumm" que a medida que avanzaban los minutos también lo hacia la claridad con los que les oía.

Podía sentir como mi frente se comenzaba a decorar por la presencia de gruesas gotas de sudor frió, tenía miedo. El golpeteo de mi corazón se fundía con delicia junto con el galopar de mi potro, con ello logrando que la adrenalina aflorará dentro de mí, la dulce excitación se expelía en cada uno de mis poros. La paciencia es una virtud (o eso es lo que dicen los vejestorios de mi pueblo) pero a la mierda con las virtudes, necesito esto, mi cuerpo lo necesita, mi espíritu indomable y furioso lo reclama.

Me siento tan complacida sin siquiera haber comenzado.

Anteriormente había sentido algo semejante a estas olas de sensaciones dentro de mi: fue hace tiempo cuando un soldado más, comenzó con dedicación a cortejarme, me regalaba toda especie de flores; lo hacía por toneladas, ostentosos vestidos confeccionados a mi talla (hasta la fecha desconozco como se hizo de ella) exóticos frutos provenientes de países lejanos y desconocidos para mi vocabulario y paladar, centenares de maquillaje y perfumes exportados desde Francia. Nada de eso le funcionó, aunque él sabía que todo eso era un rotundo fracaso y perdida de tiempo, jamás desistió de hacerme suya.

Quizá, eso era lo que Hakuryuu veía en mí, una mujer indomable, difícil de poseer e impertinente hasta los huesos. En mi caso me atrajo su intelecto, su descomunal determinación y coraje al asesinar a una perra traidora que arrasó con las vidas de sus hermanos. Cualquier persona lo haría sin rechistar, cegados por la venganza y el odio; como una violenta jauría de lobos hambrientos a punto de morir de inanición necesitados por recuperar el poco honor que le quedó a su nombre, para así lograr frenar la endemoniada hambruna, cualquier individuo se vería en la necesidad de hacerlo; eso queda claro. No obstante, muchos frenarían su masacre, al saber que la persona que asesino a diestra y siniestra no solo a sus hermanos sino también a su amado padre, fue su propia progenitora, quizás hasta yo lo haría.

Él no lo hizo.

Fue ahí cuando lo vi de verdad, vi al formidable (hasta galante) hombre que por tres largos años había estado interesado en mí y yo nunca le dediqué la más pequeña mirada. Creí haberle perdido, pero no fue así, él aun gustaba de mí y de mi rebelde personalidad. Fue en una noche de Octubre, que en sus aposentos repasábamos la estrategia de batalla a la vez que intercambiamos miradas, palabras, halagos, roces de piel que, quizás eran intencionales pero solo eso nos basto para demostramos nuestras verdaderas intenciones, no había mejor lugar que ese, lejos de todas las miradas curiosas y de todo pudor nos fuimos desprendiendo el uno al otro de nuestras prendas dejándolas tiradas a la vez que el estatus y los modales quedaron de lado ¿Quién recordaría eso en pleno clímax sexual?

Aquel joven hizo sentir en mi cuerpo sensaciones que jamás me hubiera imaginado que era capaz de sentir, me acarició, besó, olfateó, lamió y por último penetró mi cuerpo de mujer que había olvidado que poseía. No formó ningún ademán de repulsión por mi musculatura y cicatrices que tenía mi cuerpo (ambas aún las tengo, con la diferencia que las marcas han ido aumentando)

Terminamos teniendo sexo sobre el mapa de nuestra nación y con el del enemigo rodando por los suelos, muy patriótico ¿no lo creen?

Me amaba, y aún lo sigue haciendo, desgraciadamente para Hakuryuu lo único que puedo amar son las batallas y claro está a mi nación. De nuevo lo rechacé y dejé lo de aquellas noches de Sodoma y días de Gomorra en no más que borrosas sombras del pasado que pululan en mi ser y mi piel.

Nada se comparará a las múltiples y descontroladas sensaciones que me producen las guerras.

No existe orgasmo alguno que logré producir la explosión de mi alma, como es el machacar la cabeza de mi adversario contra la superficie. ¡Oh absoluta maravilla y prodigio es aquel! Eso sí que debería de llamarse orgasmo, ese momento divino es el que añora mi cuerpo y alma cada vez que galopa mi fiel potro a una batalla.

Y el momento ha llegado.

La batalla esta aquí.

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Puta inspiración me ataco de manera brutal cuando trataba de conciliar el sueño, pero bueno por lo menos espero que les guste y ya saben si les gusta voten y comenten de que personaje querrán el siguiente.

✨One-Shots: Magi the labyrinth of magic, the kingdom of magic✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora