El collar

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Akane estaba al principio de las escaleras con una pequeña bolsa de hielo, cuando vio bajar a Ryoga.

-Ryoga ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar con Ranma? ¿Paso algo?- pregunto la menor de las Tendo con clara preocupación reflejada en su rostro.

-Ranma ya se despertó- contesto Ryoga olvidando por un instante su enojo al ver el rostro de Akane- parece que todo está bien, no tienes de que preocuparte- termino con una sonrisa.

-que buena noticia iré a verlo de inmediato, creo que le debo una disculpa- pronunciaba Akane mientras subía las gradas, antes de que Ryoga la detuviera.

-un momento Akane- dijo el colmilludo mientras sin darse cuenta había tomado su mano, soltándola inmediatamente cuando se dio cuenta de lo que había hecho, la verdad era que el escuchar que Akane se disculparía con Ranma después de lo que había hecho hizo que su cuerpo reaccionara de manera involuntaria.

-oh... Akane, esto es un poco vergonzoso pero ¿será que me puedes acompañar a mi habitación?, es que es muy posible que me pierda en el camino y no sabría cuento tardaría en volver- agrego apresuradamente al darse cuenta de cómo había sonado su petición.

-por supuesto Ryoga y no tienes nada de qué avergonzarte- le tranquilizo sintiéndose mejor de poder devolverle algo después de toda la ayuda que le estaba dando.

Esa noche Ryoga no ceno, aunque una parte de él quería pasar el mayor tiempo posible con Akane, la otra quería alejarse lo más posible de Ranma, no era enojo lo que sentía, si no confusión, la actitud de la pelirroja era algo totalmente ajeno al Ranma que el siempre conocía "puede que la situación que está pasando por fin le esté afectando" pensó el colmilludo, ya en el pasado había pensado que pasaría si el mismo quedara atrapado en su forma maldita ¿con el tiempo perdería su conciencia? ¿Olvidaría que alguna vez fue humano y viviría el resto de su vida como un cerdito? Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos de su mente, no podía ni imaginar esa realidad.

-¿no puedo dejarte pasar por esto solo verdad? Pregunto Ryoga hacia la infinita oscuridad, a pesar de la confusión que sentía solo sabía una cosa, si el quedara atrapado en su maldición no quisiera pasarla solo.

Un sonido que venía de la puerta despertó a Ryoga que se había quedado dormido perdido en sus pensamientos, vio alrededor para solo encontrar oscuridad, el sol se había ocultado hacía mucho tiempo y por el silencio que reinaba en el lugar Ryoga pudo adivinar que toda la familia Tendo estaba dormida.

-¿quien anda ahí?- pregunto llevado más por el instinto que otra cosa, su atención fue hacia la puerta del dojo donde escucho el sonido y lentamente fue abriéndose, una mano apareció tímidamente por el marco de la puerta seguida de una intensa cabellera roja.

-Ryoga ¿estas despierto?- se escuchó la voz de la pelirroja mientras esta entraba a la habitación de Ryoga que quedo desconcertado, no por la inesperada visita, sino por la vestimenta de esta, no llevaba su típica camisa roja y pantalones negros, Ranko entro a la habitación usando una bata blanca con el único adorno de dos erres rojas grabadas a la altura del pecho.

-Ranma ¿qué haces aquí y vestido de esa manera?- pregunto extrañado Ryoga mientras la pelirroja se acercaba a este.

-¿esto?- respondió Ranko mientras señalaba su bata- es solo algo que alguien muy especial me regalo, lo traje conmigo por si acaso- la pelirroja termino su frase con un guiño de ojo como si ese fuera un secreto juguetón que compartía con Ryoga.

-¿Qué quieres?- respondió cortante Ryoga que no tomo nada bien el gesto de su rival, que claramente se estaba burlando de él.

-Tranquilo vengo en son de paz- decía la pelirroja mientras levantaba las manos en señal de buena voluntad.- solo quería disculparme por mi actitud de esta tarde- agrego con un tono de voz lleno de sinceridad.

Mil y un destinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora