|30-08-2020|3:37 AM|

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Estaba felizmente viendo vídeos en facebook como de costumbre, hasta que encontré uno de esos vídeos mamadores dónde ponen historias tóxicas de pareja. Ya saben, el fuckboy que no valora a la chica, después ella se encuentra a si misma y lo deja sin antes darle un discurso conmovedor mientras llora, por lo general miro esos vídeos con la única intención de reírme pero en esta ocasión mire una frase que colaboró para que yo este escribiendo esto, además del piquete que estoy sintiendo en mi corazón, es un aviso de que la ansiedad está a punto de aparecer. Honestamente no sé a quien pertenecen estás líneas, pero creo que ese ser desconocido para mí tiene toda la razón al decir:

"Abrirnos al amor, nos hace presas del sufrimiento"

Me he enamorado un par de veces, algunos recuerdos son lindos, ya saben, el primer amor, el primer beso, la primera vez pero después pienso en mi, llorando en mi habitación a oscuras, sintiéndome insuficiente, perdiendo mi dignidad al rogarle que no me dejara sóla, sintiendo miedo de perder a mi primer novio, es más que obvio que terminamos, casi nadie se queda con su amor a los 14 años. Fue difícil aceptar que termino, no saben las veces que perdone infidelidades y que lo acepte nuevamente en mi vida, literalmente no lo sé, estuve casi cuatro años tratando de que funcionará y ¿saben qué? Un día me bloqueó de WhatsApp, me mandó dm en Instagram diciéndo que estaba enamorado de otra chica, la verdad es que agradezco que haya hecho eso porque la decepción fue tan grande que deje de amarlo al instante, es gracioso que el mismo haya sido quien mató los sentimientos que tenía por el.

Después de unos meses, de puteria, de drogas, de acostones sin compromiso y de una María disfrutando de la libertad que trae consigo el despecho, conocí a un nuevo amante. Un hombre que es inteligente, culto, investigador economistas, luce con madre las camisas de cuadro, huele bien y su barba lo hace lucir pervertido o bueno, eso pensaba cuando me gustaba ahora creo que es un pendejo pero qué les digo, supongo que para muchas es un hombre totalmente atractivo y él lo sabe, es su mayor arma, porque ni pito grande ni dinero. Al principio, estuve con el por solo un motivo, follar, y si que sabe hacerlo, era lo único que quería, yo sé que tiene un compromiso y no esperaba algo de él, nos veíamos los lunes y los viernes, bebía cerveza o algún licor que llevará en su auto, cogíamos y después me fumaba un cigarrillo, estaba teniendo una aventura y lo disfrutaba, disfrutaba el hecho de que es mayor por 10 años, el hecho de que no tenía que darle explicaciones, que sabía complacerme y qué no teníamos que hablar más que para encontrarnos, llevábamos tres semanas cogiendo y no sabía su nombre completo, ni su cumpleaños, ni su color favorito. Me estaba dando y no me sentía utilizada, me sentía libre, me sentía una diosa, ¿Suena poca madre no? Pero claro amigos, esto no es cuento de hadas y no tuvo un final felíz, créanme lo sintetizo y endulzo para ustedes.
Después de tres semanas sin conocernos emocionalmente, un día después de coger yo estaba incómoda de que el estuviese abrazándome, esto no iba con nosotros, nosotros no hacemos eso, me separé y el noto mi rechazo, entonces su orgullo lo hizo hablarme de manera muy diferente:
-Oye, no sé nada de tí, tu y yo estamos pasándola bien, sabes que puedes confiar en mí

Mi cara era de molestía, ¿es en serio? No quiero hablar de mi vida, por eso accedo a coger contigo dos días a la semana.

-Si, lo sé, ¿Por qué lo preguntas?- antes de saber su respuesta ya me imaginaba lo que diría.

-Bueno es que quiero saber un poco más de tí- lo sabía bro, quería pasar a la intimidad, yo sé que para muchos la intimidad es sexo, la cama, cuerpos desnudos, pero para mí la intimidad es mostrar tu alma, tus pensamientos, y yo no estaba ahí para eso, pero quería investigar, ¿Por qué de la nada quiere saber sobre mí?
Bueno, ¿Conocen el dicho: "La curiosidad mató al gato"? Pues es cierto bro, yo era una gatita callejera que la rescataron, la limpiaron, después dieron afecto y cuando ella ronroneaba cerca de los pies de su dueño, el la empujaba enfadado hasta que un día decidió regresarla a la calle.

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