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Estaba en medio de mi concierto. Mis acondicionadores y el papel higiénico de mi baño me escuchaban cantar Sign of the Times, de mi amado Harry.

- ¡Callen ese maldito aullido! -se escucha del otro lado de mi pared y comienzo a reír.

Eh, yo sé que soy lo mejor que le ha pasado a mis vecinos.

Hoy era mi día libre, por lo que planeaba ir al parque y andar con el skate. Parar en algún puesto y comer comida chatarra.

Si, sonaba tan genial.

Con un short de jean gastado, una camiseta de mangas cortas negra y un chongo en mi cabello, tomo el skate y salgo en dirección al parque.

- ¡Buenos días señorita kelianne! -el portero del edificio saluda con una sonrisa.

- Para ti también, señor Douglas -hago un gesto de despedida y me subo al skate.

El día estaba hermoso, amaba el verano, al igual que papá.

                                      (...)

- Has vuelto, Kelianne -la señora del puesto de comida, donde frecuentaba venir en mis vacaciones, me recibe con una sonrisa emocionada- ya no te veía por estos lados, pensé que había pasado algo contigo.

- No, Marta -me siento en un banquito a su lado- el trabajo me tiene ocupada, no tengo tanto tiempo libre como antes -sonrío apenada.

- Lo entiendo mi niña -dice y empieza a preparar una de sus delicias.

Después de charlar un tiempo más con ella, tomo mi comida y me adentro al parque, sentándome frente a la rampa donde pensaba andar con el skate.

- Bonito día, ¿no? -sin darme tiempo a voltear, él toma asiento a mi lado- ¿está bueno? -señala mi comida.

Lo observo curiosa.

- ¿Me estás siguiendo? -pregunto- ¿acaso eres una especie de acosador que se obsesiona con las personas que ve en la calle?

- ¿Cómo él de la serie You? -pregunta riendo- claro que no, ¿tú me estás siguiendo a mi?

- Por supuesto que no -contesto enseguida.

- Entonces es casualidad -dice y sonríe.

- Ya lo creo -vuelvo mi mirada al frente y sigo comiendo en silencio.

- Sabes, eres interesante -mira al frente- no eres como las chicas que suelo conocer.

- ¿Debo sentirme especial? -pregunto con algo de comida en mi boca.

Él empieza a reír.

¿Se estará riendo de mí?

- No -contesta- sueles hablar sola muy seguido, ¿no?

- Sueles ser muy curioso, ¿no? -digo con el ceño fruncido.

- Ya, no te enojes -responde.

Blanqueo los ojos y me levanto de allí.

- Bien, ¿piensas irte? -pregunto al ver que no se levanta de su lugar.

- No -contesta.

- ¿Porqué no?

- Porque no -sonríe.

- ¿Porqué?

- Porque no quiero, porque no se me da la gana hacerlo -dice y sonríe aún más divertido.

Esas eran mis palabras, se estaba robando mis palabras.

- Entonces me iré yo -tomo el skate.

- ¿Porqué siempre huyes? -me mira fijo, provocando que aparte mi mirada de la suya.

- Porque se me da la gana -con el skate en mano, me alejo.

- ¡Hasta la próxima!

Ya lo creía yo, estaba segura de que eso pasaría.

¡Cuidado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora