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- Kelianne María Thomlison -una Sabrina muy enfadada es lo que menos desearían ver.

Si, yo creo que se parece a la de la sarie. Pero mi amiga es una bruja buena, no se confundan.

- Antes de que me empiecen a reprochar -señalo a la parejita- ustedes me habían dejado sola en aquella fiesta -finjo estar molesta.

- No niña, aquí los que están enfadados somos nosotros -dice ella.

- Oh, no -Josh niega con la cabeza- yo no estoy enfadado con nadie, amo el mundo, paz y amor para todos.

- Ya andas de payaso tú -digo divertida.

- Josh me contó que anoche te vio hablar con un chico -Sabri arquea una de sus cejas.

- Y además de payaso un bocón, cuando será el día que no sueltes la lengua -golpeo su cabeza.

- ¿Sabrina te pegó la costumbre de dar golpes o qué? -se queja.

- Te lo mereces -lo señalo.

- Ya, mejor empecemos a trabajar antes de que llegue Cruela -Sabri suspira- y ni te creas que esto quedará así, tú me contarás todo -dice- y si, con lujos de detalles.

- Si, mamá -blanquo los ojos y tomo la libreta para empezar con mi deber.

Se deben de estar preguntado el porqué de esa actitud de parte de Sabri, y me encantaría explicarles, pero es algo personal de ella.

Solo puedo decirles que pasó por mucho cuando era pequeña de edad y que hoy en día tiene que lidiar con aquel dolor y preocupación por los que la rodean.

Se preocupa en verdad por mi.

- Tierra llamando a Kelianne -Josh chasquea sus dedos frente a mi- eres tan rara aveces.

- ¿Aveces? -Sabri ríe y sale con la bandeja para entregar una de las órdenes que tomó.

- Dejen de molestarme -digo fastidiada.

- Te he salvado, ahí llego Cruela -señala a la bruja y abro los ojos como platos- y allí hay una mesa sin atender -apunta- si en verdad quieres conservar el trabajo...

- Sabes Josh, aveces no eres tan imbécil -sonrío con ternura y voy a hacer mi trabajo.

Me acerco con una sonrisa a aquella mesa.

- Buenos días -digo amable- ¿qué es lo... -me callo al verlo- ¿Tú de nuevo?

Él me mira sorprendido y sonríe.

- Es la ¿tercera o, cuarta? vez que nos cruzamos y aún no sabemos nuestros nombres -dice- soy Dylan.

- No te he preguntado y tampoco te diré mi nombre -contesto cruzándome de brazos.

No estaba solo, habían dos chicos más, quienes nos miraban entre confusos y divertidos.

- ¿Se conocen? -pregunta uno.

- No -contesto.

- Si -dice él.

Ellos sueltan una risita y él sonríe aún más, lo cual me hace enfadar.

Oh, pacífica Kelianne. Recuerda que te encuentras trabajando, no lo , solo te digo.

Suspiro y con una sonrisa forzada los miro.

- ¿Qué van a ordenar? -pregunto calmada.

- Un chocolate caliente, por favor -dice uno de los chicos.

- Yo igual -contesta el otro.

- Yo café -responde Dylan.

Si, lo empezaré a llamar por su nombre.

¿En serio, kelianne?

¿Qué?, él me lo dijo.

Ya, claro. Mejor déjalo.

- Perfecto, enseguida se los traigo -digo, y prácticamente salgo corriendo para meterme en donde preparaban los pedidos.

- ¿Porqué esa cara de espanto? -Sabri ríe al verme.

- Tienes que salvarme de esta -suplico- por favor.

En eso entra Josh, con una sonrisa y de brazos cruzados.

- ¿Ese es él chico de la fiesta? -pregunta.

Sabri me mira sorprendida y yo solo deseo matar a Josh en este momento.

La pregunta sería, ¿cuándo no has deseado hacerlo?

Cálmate, Kelianne. No quieres un amigo menos, ¿no?

Aunque pensándolo...

Conciencia, tú no estás siendo de ayuda.

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