¡Cuidado!

3

- ¿Me puedes decir porqué acepte venir? -miro a mi alrededor.

Como había dicho Josh, la fiesta en verdad se veía codiciada.

El lugar era inmenso, en serio. Esta era la mansión más grande que alguna vez haya pisado.

Bueno, Kelianne. En realidad esta es la primera que has pisado en tu vida.

Cierto.

El lugar estaba que explotaba de adolescentes bebiendo, comiendo las frituras que habían en una mesa y bailando con sus cuerpos sudorosos.

Al ver aquello, me dio nauseas.

- ¿Puedes simplemente cambiar esa cara? -Sabrina me empuja al lugar.

- No sé Sabrina, que yo sepa, otra no tengo -contesto, a lo que me gano un bueno golpe en la cabeza- ¡auch!.

- Deja de comportarte como niña y métete a la casa de una buena vez.

- Esto no es una casa, cielo -Josh observa el lugar- esto es una jodida mansión.

- Claro que lo es, por donde veas solo hay niños pijos adinerados -contesto.

- No hay caso -Sabrina suspira- iré por algo de beber, ya vuelvo.

Miro a Josh y él solo me hace un gesto librándose de culpa y yéndose con ella.

Si aquí hubiera helado, se que mi ánimo cambiaría aunque sea un poquito.

- En realidad, si lo hay -una voz masculina contesta a mi lado.

Volteo a ver quién fue la persona que contestó para preguntar donde se encontraba aquella majestuosidad y ¡Oh, vamos!

Lo que faltaba.

- ¿Qué haces tú aquí? -me alejo unos paso de él, lo cual, lo hace sonreír divertido.

- Calma, no tengo la motocicleta aquí dentro -levanta sus manos en son de paz.

Son de paz tu abuela, capullo.

No, mentira. Capaz ella si era una buena persona.

Con era no me quiero referir a que esté muerta, sino que puede ser una buena...

Vamos, ustedes me entienden.

- No has contestado a mi pregunta -digo seria, cruzadome de brazos.

- Bueno, en realidad esa pregunta te la tendría que hacer yo -dice- estas en mi casa, ¿acaso te colaste en mi fiesta? -arquea una ceja.

Dejo caer mis brazos a los costados y me quedo mirándole sorprendida y algo avergonzada, por lo cual lo único que se me ocurre hacer es irme.

Gallina.

Si el maldito de Josh se llega a cruzar en mi camino, lo voy a asesinar. ¿Cómo no investiga primero donde nos lleva?

- ¡Eh!, ¿porqué te escapas nuevamente? -se pone frente a mi impidiendo que siga mi camino.

- A ver, chico -digo exasperada- no me he colado, un tal Jackson invitó a un amigo mío y pues él me trajo aquí. Solo eso, no estoy irrumpiendo nada.

- Si, conozco a Jackson. Bien, no pasa nada. Tranquila, de igual forma no pens...

- Bien, me iré entonces -no lo dejo terminar y volteo tratando de encontrar con la mirada a Sabrina y su estúpido novio.

- ¿No te quedarás? -no se había movido de aquel lugar.

- No.

- ¿Porqué no?

- Porque no.

- ¿Porqué?

- Porque simplemente no quiero, no se me da la gana de quedarme aquí, ¿bien? -digo exaltada y enseguida me arrepiento.

Algunas miradas voltearon a vernos, estábamos siendo el centro de atención.

A ver barba, ¿porqué no me salvas de esta?, por favor. Prometo hablar más seguido contigo por las noches, ¿sí?.

- Eres rara -él sonríe y me sigue mirando fijo, lo cual me hace poner nerviosa enseguida.

- ¿Tengo algo en el rostro?, deja de mirarme así -me muevo en mi lugar algo incomoda.

- ¿Así cómo? -arquea una ceja.

- Como lo estás haciendo ahora -solo digo y dejo de verlo.

No les voy a mentir, esos ojos almendrados tenían una mirada demasiado intensa.

- Eres preciosa -dice en un susurro, pero que logro llegarlo a oír.

Santa patata, ¿escucharon lo mismo que yo?

Lo miro sorprendida y él se da cuenta de que lo he escuchado.

- A ti no te lo decía, sino a la chica detrás de ti -señala a alguien y volteo a mirar.

Bueno, vale ilusionarse, ¿no?

Aún más enfadada, le saco el dedo corazón y me voy de ese sitio.

No pienso esperar por Josh ni tampoco Sabrina. Sabia que no iba a aguantar un segundo más allí.