"¿¡Eres qué!?"

2.5K 235 216
                                    

Dos jóvenes enamorados caminaban por los pasillos de una plaza, ambos con las manos entrelazadas y riendo de los malos chistes del rizado.

– ni siquiera sé por qué me estoy riendo, es malísimo – Temo soltó una carcajada cubriéndose la boca para amortiguar el sonido

– pero mínimo te estoy haciendo reír, tengo un punto por eso – Aristóteles soltó su mano y rodeó los hombros de Temo con su brazo haciendo que el último enredara sus brazos alrededor de la cintura del más alto.

Suspiró con amor, recargando su cabeza en el hombro de Ari quien lo miró desde arriba. Se sonrieron antes de darse un suave beso.

– te amo... – susurró el rizado

– te amo más... – sonrió el menor.

Ambos continuaron caminando en un cómodo silencio hasta que Temo observó una tienda de relojes muy elegante. Se detuvo logrando una mueca de confusión en el rostro de Aristóteles quien pasó su vista de su novio hacia la, visiblemente, cara tienda.

– necesito ver algo, tahi, vamos – pronunció Temo separándose del abrazo y jalando la mano de su pareja.

Estuvieron diez minutos observando los relojes, diez minutos donde Aristóteles simplemente tragaba de angustia al ver los precios tan elevados. Seguro Temo querría uno para navidad, faltaba un mes y no sabría si podría comprar uno de esos.

– ¿cuál está mejor, Tahi? – cuestionó el castaño señalando dos relojes, uno negro y otro plata. Ambos eran preciosos pero casi se ahoga al ver el precio de cada uno: rebasaba los diez mil pesos.

– ¿p-para qué quieres un reloj, tahi? – preguntó nervioso

– oh... quería darle a papancho un regalo de navidad, he visto que le hacen falta relojes así que quiero darle uno – se encogió de hombros restándole importancia

– el negro se ve elegante – susurró

– el negro será, gracias bebé – Temo dejó un beso en la mejilla del mayor y se encaminó hacia uno de los empleados dejando a Aristóteles totalmente confundido.

¿Temo pagaría esa cantidad de dinero? ¿De dónde había sacado Temo más de diez mil pesos? El reloj costaba quince mil pesos, ¡demasiado caro!

¿Era su novio parte de la mafia y aún se enteraba?

– ¡Ari! – llamó Temo sacándolo de sus pensamientos y éste se encaminó hacia donde se encontraba su chico – ¿todo bien? Te ves pálido – susurró el pequeño tocando suavemente la cara de Aristóteles

– e-estoy bien... sí – intentó poner su mejor cara pero claramente no lo había logrado. Aún así Temo no dijo nada.

– este es el reloj que me pidió, señor López – habló una mujer que salía de una puerta, suponiendo que era la bodega donde guardaban los productos

– es muy bonito, me lo llevo – si no fuera porque Aristóteles estaba apoyado en una de las sillas estaba seguro que se iría al suelo ante la voz tranquila de su novio como si estuviese comprando una caja de chicles

– T-Temo... es carísimo – susurró

– mi papá lo vale – le sonrió tranquilamente mientras entregaba una tarjeta hacia la mujer que lo había atendido.

Cuando la compra estuvo hecha, ambos salieron del local con las manos entrelazadas.

– suéltalo, Ari – habló Temo con la vista al frente

– ¿eres narcotraficante? – preguntó logrando que Temo soltara una fuerte risa

– no, no lo soy, tonto – sonrió

– Temo, me pagaste mi colegiatura sin problema alguno, pagaste mi operación y rehabilitación, me has dado hasta un celular nuevo y no te piensas que crea que eres alguien de mucho poder ¿eh? – Aristóteles se detuvo y soltó a Temo con una mueca de frustración

– Ari...

– Cuauhtémoc López, siempre que te pregunto lo mismo me evades, hoy llegué a un límite viéndote comprar un reloj como si fuera una bolsa de dulces. ¿Quién eres en realidad?

– ¿podemos ir a la banca? – bufó en rendición y estiró su mano para que su novio pudiera entrelazarla pero no contaba con que Aristóteles estaba tan molesto que simplemente ignoró su gesto y caminó indignado.

Temo se tomó unos segundos antes de poder seguirlo en silencio, pidiéndole a Dios que, por favor, Ari no fuera a cambiar con él cuando le dijera la verdad de todo su dinero.

No les tomó más de diez minutos llegar al parque donde se encontraba su banca de las confesiones, aunque a Temo se le hizo una eternidad pues Aristóteles seguía ignorándolo.

– habla.

– y-yo... Ari, sólo te pido que no cambies conmigo después de esto... no lo soportaría – rogó con nerviosismo lo cual suavizó la mirada del rizado

– ¿es... peor que ser un narco? – preguntó con miedo

– no... no es malo... creo – se encogió de hombros

– entonces sólo dilo.

– hace unos años mi papancho, mis hermanos y yo vivíamos en una vecindad muy pobre, estuvieron a punto de sacarnos de ahí, estábamos muy mal... mi papá, como sabes, es alguien que siempre se ha encargado de ayudar a los demás y no fue la excepción cuando observó a una mujer queriendo saltar de un puente, él simplemente actuó, hablaron y la salvó. Ella era mi abuela, era la mamá de mi papancho. Comenzamos a convivir más con ella para luego enterarnos que no le quedaba mucho tiempo de vida. Ella murió pero nos sorprendió cuando su testamento tenía el nombre de mi papá, había heredado todo lo que tenía solamente a mi papá.

» Aristóteles... mi papá es dueño de Avon, somos millonarios...

– ¿¡Eres qué!? – el grito de impacto del rizado logró llamar la atención de algunas personas que pasaban por ahí

– perdóname que no te lo haya dicho antes pero tenía miedo, quizás pensarías que era un niño mimado y me dejarías o que cuando te enteraras me abandonarías por men-

Los labios de Aristóteles callaron el parloteo de Temo quien se relajó y abrió la boca para recibir la lengua de su novio. Ambos se separaron cuando faltó el aire.

– sí eres un niño mimado, pero eres mí niño mimado y te amo – Ari acarició las mejillas regordetas entre sus manos y dio tres besos rápidos y sonoros para levantarse. Estiro su mano para ayudarlo a levantarse y Temo la tomó para ser jalado hacia el cuerpo del más alto.

Ambos caminaron hacia casa en un abrazo mientras se daban mimos porque al final, Temo sí era un niño muy mimado.

❣︎
Vaya, no es lo mejor pero estoy satisfecha, espero que les haya gustado este capítulo de apertura a este bonito libro. Seguiré leyendo sus propuestas y tomaré ss para ponerlo en cada capítulo. En fin, disfruten.

Los amo, besos xx.

I love you; aristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora