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[Pov Serim]

Desperté mucho más temprano de lo acostumbrado, bueno, en realidad tenía muchos pendientes por hacer.

Me cambié lo más rápido que pude, quería salir a correr al parque y así despejar un poco mi mente.

Los problemas en la oficina estaban en aumento y la responsabilidad era totalmente mía. Salí de casa y comencé a trotar en el mismo camino de siempre.

Pero hace algunos días había sentido que me miraban, esa intuición jamás me había fallado, y realmente estaba preocupado. Todo inició el día en que comencé a recibir cartas en la puerta de mi casa, pensé que era una broma de Hyeongjun, él siempre estaba molestandome, ese chico era mi vecino despreocupado.

Ayer me lo encontré en mall y le pregunté si me estaba jugando una broma, él no sabía de lo que hablaba, entonces comprendí que era inocente y que en realidad no era el culpable.

-Hola vecino- la voz de Hyeongjun me sacó de mis pensamientos, al girar pude ver que estaba acompañado de un chico con cabello rubio y estaba mirando hacía el piso.

-Hyeongjun, que coincidencia, ¿también corres en el parque?- pregunté algo indiferente, lo que quería era salir de ahí lo antes posible, los dos chicos me ponían nervioso y no tenía explicación.

-No, no, sólo fuimos a comprar algunas cosas, mira el es mi primo Allen fue transferido de la Universidad y ahora se quedará unos días en mi casa, en lo que consigue un departamento o algo económico para rentar.- Hyeongjun me explicó.

Miré a su acompañante y noté que era muy tímido, en ningún momento me miró y eso era algo raro para un chico de su edad.

-Hola, mi nombre es Serim y supongo que seremos vecinos, vivo a una casa de donde vive tu primo- el chico finalmente me miró y sus mejillas se ruborizaron.

-Disculpalo, mi primo es algo penoso, pero en unos días tomará confianza y no dejará de hablar. - mi vecino sólo codeaba al chico y este se puso mucho más rojo.

- Bueno, me tengo que ir, todavía tengo que ir a mi oficina y terminar algo de trabajo, que tengan buen día- caminé rápido a mi casa ya que el tiempo lo tenía medido, me bañe y arreglé mi portafolio.

Al salir pude ver al pequeño primo del vecino, éste miraba la entrada de mi casa y cuando nuestras miradas chocaron el se apartó y continuó regando sus macetas de cactus.

Peculiar chico...

Cartas de un fiel acosador →SeLlen. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora