Siniestro

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Quiero una excusa para perderme en los laberintos mundanos que ofrece el vámonos ya. Quiero suspirar ajetreado luego de una borrachera y llorar justificadamente hasta el frío amanecer.

Quiero decir que todo terminó y golpear paredes, espíritus, tocar fondo... quiero llorar lágrimas de tinta sin escribir nuevas dolencias en mi corazón.

Apuñalar a mis amigos inocentes, gritar y con agujas penetrar hasta los más profundos tuétanos de aquellos que me dieron su amor. Quiero explotar en miles de colores, pero que todos sean el negro y el negro.

Quiero llegar a la íntima oscuridad del corazón, donde el alma no llega por miedo al qué dirán y a lo imposible. Quiero absorberme entre los tentáculos, plumas y garras de los deseos verdaderos, los que siempre existieron y todos callan.

Abrazar al niño solitario que nunca supo procesar los sentimientos, consumirlo, entenderlo, y que me escuche.

Que escuche lo que nunca dije, y acepte las verdades del porvenir, mientras sus oscuros ojos se llenan de fría aceptación con indiferencia, porque lo que es, es, y siempre fue, y ambos lo supimos.

Flotar en lo ambiguo y respirar, dejando que los pulmones se llenen de asfixia, de burbujas licuadas con odio y envidia, para luego vomitar risas calladas y siniestras en la oscuridad.

Nostalgia de NeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora