Sin título, solo sintiendo y fluyendo, escribo esta carta. Suspiro de energía ambivalente mueve mis dedos. Pensamientos no tan recurrentes desfilan como alfileres en cabellos ni rubios ni negros. Piel rojiza como el rubor de tus mejillas mientras el reloj avanza y el dolor se va disipando con cariño, como miel con textura de agua de bautismo.
En la roja mesa me encuentro. Llamada antigua y lejana entre confusiones, cuando me levantaste y te necesité. Cuando limpiaste mis amargas lágrimas negras y me recibiste, aunque no fuera obligación, aunque no fuera más que un acto de dulzura de la que desprendieron tus labios en nuestro único beso.
La canción que me dejaste, entre tantas que escuchamos, suena en la nueva consola en la que existe mi usuario vacío, plástico y sonriente. La estática ha sido su nueva compañía y los pixeles de neón su cobija. Una oportunidad en un millón, todos llegamos y nos vamos cuando es necesario, y tu dulce olor a ocaso se disipa.
Una oportunidad en dos millones, de que leas esto. A ti, a ti... y sabes que es a ti. Proyecciones nutridas de otras almas nos dejan lecciones de vida, y la tuya me caló. Manos suaves me enseñaron de empatía y los procesos que una vez pensé que me llevarían abajo me dieron vuelo esta vez.
Un poema no fue suficiente, y me dueles menos esta vez...mi estrella fugaz. Todo toma su tiempo y me llevaste suavemente ante los conocimientos del espejismo. Mi extraño cariño oscuro conoció nuevos tintes, gamas, iris. Simpatía deslumbrante, mirada penetrante que estuvo conectada a mi sonrisa alguna vez.
Introducción interrumpida tuvimos. Desarrollo suave pasional. Meridianos fervientes y cruzados vivimos. Altibajos con signos exteriores y diálogos elocuentes. Conclusión un tanto gris, limpia, corta, justa y sana. Llevaré mis procesos, a puerta ni abierta ni cerrada, solo... lo haré.
Siendo amigos sin ser amigos, pensar en el otro de vez en cuando. Recuerdos en mi cofre de cariños y estrellas, marcas invisibles en la piel y detalles de oro en el corazón. El alfiler se va soltando y la vida empieza a brillar de nuevo. Pena ligera al ver que no viste el resto del proceso. Con ver al mismo cielo nocturno y la luna brillando me conformo esta vez.
ESTÁS LEYENDO
Nostalgia de Neón
PoesiaTodos tenemos recuerdos de lugares a los que no hemos ido, de experiencias que nunca sentimos, de personas a quienes no conocimos. Este poemario es un suspiro a todos esos recuerdos, esa nostalgia, todas esas noches de neón.