Capítulo 14. Christian.

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— Solo no te presiones, y si te duele la cabeza dímelo de inmediato. Tal vez deberías descansar cada media hora...

— ¡Christian, basta! —Ana gruñe por tercera vez desde que bajamos del auto.

Después de revisarla en la clínica ayer, decidieron darlos de alta a ella y a Jesse con la indicación de reportar cualquier molestia.

¿Eso qué mierdas significa? ¿Que no están bien?

— Solo dame espacio y trátame como uno más del equipo.

— Dudo mucho que pueda hacer eso, Cerecita. No duermo con ninguno de ellos. —Una gran sonrisa arrogante se estira en mis labios, provocando que mi esposa ponga los ojos en blanco.

Gira para ignorarme y subimos las escaleras hasta nuestro piso donde encontramos a Leila tomando café como de costumbre. Sé que lo hace para disimular el hecho de que tiene problemas para dormir.

— Buen día, señor y señora Grey. —Ella sonríe.

— Buen día, Leila. —Ana saluda y prepara dos tazas más.

— Buenos días. —Abernathy aparece en las escaleras, demasiado silencioso para mí gusto.

— Bien, solo falta Luke para que podamos tener una pequeña reunión. —Miro la hora en el reloj.

— ¡Hola Mía! —Hasta acá se escucha la voz de Luke en el piso de abajo. —Estoy libre ésta noche, por si quieres dar una vuelta en el auto del amor.

La rubia en el mostrador suelta una risita coqueta y en pocos segundos mi amigo está mostrando su jodida sonrisa mojabragas en nuestro piso.

— ¿Qué? ¿Me estaban esperando?

— Si. —Le hago una seña para que se acerque al improvisado círculo que formamos. —Ahora que estás aquí puedo anunciar que a partir de hoy, Ana y Abernathy se integran a nuestro equipo de forma permanente. Esto nos permitirá atender mejor las investigaciones y respaldarnos.

El primero en fruncir el ceño sin mirar a nadie en específico es el jodido rubio.

— ¿Esto es por lo del accidente de ayer?

— No. —Gruño pero al mismo tiempo mi necia esposa dice que si. —Bien, en parte si lo es pero también necesitamos el apoyo. Es difícil dividir las tareas entre tres personas. —Nos señalo a Lay, Luke y a mi mismo.

— Además Christian tiene razón, no hay lugar más seguro para nuestra esposa que aquí donde podemos verla.

Jodido imbécil.

— No es nuestra, es mía, ¡Mi esposa! —Gruño apretando los dientes.

El idiota de Luke solo niega con la cabeza.

— Eso fue tan posesivo, Christian. No querrás ser de esos maridos tóxicos de los que advierten en los periódicos.

Me rindo.

Es un imbécil.

— Como sea, ahora vuelvan a sus actividades y trabajen. Ésta reunión terminó.

Leila toma la carpeta del robo que investigamos con las fotografías de algunos chicos que necesitan ser identificados por los dueños de la farmacia. La veo mirar a Jesse, luego a Luke y de vuelta a Ana.

— ¿Quieres venir conmigo? —Le pregunta.

— S...

— No. —Interrumpo. —Llévalo a él.

Señalo al jodido chico rubio sentado en el escritorio de mi buen amigo Ethan. Lay parece leer mis pensamientos.

— Jesse también estuvo en el choque de ayer, jefe.

— Entonces lleva a Luke.

Sawyer frunce el ceño y señala su pecho.

— ¿Por qué no vas tú? Yo puedo vigilarlos. —Señala entre Ana y Jesse. —Hasta me aseguraré que no se besen.

Jodido Luke.

Jesse deja caer la cabeza contra la silla y Lay pone los ojos en blanco con absoluto fastidio.

— ¡Esto es un maldito desastre! —Chilla. — Nadie está besando a nadie en las próximas ocho horas, ¿Podemos volver al trabajo?

— Por favor. — La apoya Ana.

— Bien. Hagamos las cosas justas, Jesse y Leila lleven las fotos mientras Ana y yo obtenemos la orden de arresto del juez.

— ¿Y yo qué? —Ahora chilla Luke. —¿Me estás haciendo a un lado? ¿Estás dejando a tu compañero por ella?

Apoya las manos sobre la cadera y mira a mi esposa de arriba a abajo con el ceño fruncido.

— ¡Somos el puto equipo A! ¡El Dúo Dinámico! ¡Christian & Luke Forever!

— ¡Oye! —Ana le lanza un bolígrafo. —Deja de hablar de mi esposo como si te perteneciera.

Me cubro el rostro con la mano esperando que todo esto sea un puto sueño porque no hay una maldita forma de que esto esté pasándome a mí.

— ¡Lo conozco hace años! ¡Tengo derechos de antigüedad!

Leila suelta una gran carcajada que hace reír al jodido chico.

— ¿Y eso qué? ¡Soy su esposa! ¡Llevo su apellido!

— ¡Eso no te asegura nada, niña! ¡Los divorcios existen!

He tenido suficiente.

Me largo.

— ¡Basta! —Les grito a todos. —¡Mi piso no es ninguna maldita broma! ¡Todos se quedan a hacer trabajo administrativo!

Tomo la carpeta de las manos de Leila y le hago una seña para que me siga hasta nuestro auto patrulla, sin hablar con nadie mientras salgo.

Apenas subo a la camioneta, presiono el acelerador aunque no haya puesto la marcha.

— Divertidos, ¿Eh? —Aún se ríe.

— Son un montón de inmaduros, debería enviarlos a los tres de vuelta a la jodida academia para que recuerden lo que significa ser un policía.

— Solo ten paciencia, Luke tiene que aprender a ceder en todo lo que se refiere a ti. —Intenta sonar seria pero fracasa. —Necesita darse cuenta que hay otra reina en tu corazón.

— Si. —Ladeo la cabeza, incapaz de contener la risa porque en definitiva Luke es una jodida diva. —Me alegra verte más animada. Creo que Abernathy te está ayudando a superarlo.

— Mmm, si. Bueno, estar con Jesse significa pensar en tonterías que no me dan tiempo para nada más.

— Me parece bien, Lay. Solo quiero que seas feliz de nuevo.

Ella suspira y gira para mirar hacia la ventana de su lado.

Yo también.

Tuya (Mío #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora