La vida te da sorpresas ... solo nadie dijo que de las buenas

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"Sabes cual es la diferencia entre la vida y la escuela ... En la escuela aprendes una lección y luego te dan una prueba mientras que en la vida te envían la prueba y luego aprendes la Lección"

San Mungo

Ala Pediátrica

Severus había despertado luego de 2 días de estar recuperándose de su agotamiento mágico, había respondido bien a los tratamientos a sus fracturas y maldiciones, pero aún le quedaba terminar el tratamiento contra su desnutrición, decir que se encontraba agotado era poco sentía que aun que había dormido no había descansado.

Cuando quiso levantarse para dirigirse al baño de su habitación cayo de la cama con un sonido sordo, sus piernas por más que trataba no respondían como deberían, sentía el dolor de la caída lo cual lo espabilo mas no podía mover sus piernas como normalmente lo hacía.

Trato de incorporarse con ayuda de la cama, pero sentía su cuerpo pesado como si no fuera suyo, de la frustración pego un grito de rabia mientras seguía tratando sin éxito alguno. Semejante escándalo fue escuchado por la enfermera del área que estaba cerca medicando a un paciente y dejo lo que estaba haciendo para ir a investigar.

En ese momento el auror que estaba de turno vigilando se había empezado a mover para ir por un café, lo cual no llego muy lejos y se devolvió a toda prisa para entrar a la habitación encontrándose con la enfermera en el pasillo, ambos entraron con premura encontrando a Severus en el piso.

¿Qué paso? – cuestiono la enfermera al joven – Déjanos ayudarte cariño.

- No puedo mover mis piernas eso pasa – dijo Severus frustrado - ¿Quiero que me expliquen qué pasa con mis piernas? Y ¿Dónde está Lucius? – dijo el joven con enojo y frustración.

- No te preocupes es normal que no puedas moverlas con normalidad debido al gran desgaste que tuviste, la recomposición de fracturas mal sanadas por largo tiempo causa esto, te normalizaras a medida que hagas las terapias y tomes las pociones correspondientes – explico la enfermera con paciencia sabiendo por todo lo que paso el jovencito. – el Joven Malfoy salió un momento para acicalarse y traer unas cuantas pertenecías para poder quedarse con usted, no debe tardar – dijo la enfermera esperando saciar sus dudas, mientras el auror la ayudaba acomodar en la cama.

Severus quien estaba rojo como un tomate ya que no estaba acostumbrado a pedir ayuda a nadie, bajo la cabeza para que su cabello cubriera su cara y murmuro lo que necesitaba.

- Lo siento cariño, pero no te escucho – dijo la enfermera quien miro al auror para ver si el escucho el cual el negó - ¿podrías repetirlo más alto por favor? – le pregunto ella.

- Que necesito ir al baño – dijo Severus con voz ronca y un puchero que lo hacía ver tierno.

- Puedo traerte una bacinica y podrás hacer tus necesidades sin tener que moverte – nada mas de decir semejante cosa el joven le dedico una mirada entre incrédula y angustiada, para hacer una mueca de asco y negar repetidamente con la cabeza – o el auror aquí muy amablemente te cargaría hasta el baño mientras te ayudo – ofreció ella.

- O mejor el me lleva y me deja ahí y yo me encargo solito de mis necesidades – dijo Severus en el mismo tono arisco que posee, que detesta que lo traten como idiota.

- Está bien él te llevara, te sentara, pero ambos estaremos cerca de la puerta, la cual estará entreabierta para evitar que algo te pase – dijo la enfermera accediendo a medias.

- Severus accedió sabiendo que no le darían algo mejor, pero cuando vio que el auror lo iba a cargar como si fuera una niña, se indignó - ¿Qué crees que vas hacer? – dijo el chico mientras manoteaba – a mi no me cargas como niña patética, para algo existe la magia – dijo Severus negándose a ser tratado de forma tan humillante.

El Retorno de un PrinceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora