Maldito

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*Hola a quienes me leen, el capítulo anterior tuvo algunos inconvenientes en cuanto a la fuente, creo que ya lo corregí, avísenme si no es así porfavor, tuve que censurar las ilustraciones del capitulo anterior porque whattpad me las borro por puerca xd, en fin, espero sea de su agrado y gracias por seguir aquí*

Luego de una semana en mar abierto que pareció una eternidad llegaron a la isla que marcaba el logpose, se encontrarían ahí con sus aliados los piratas del corazón, para trazar un plan.

A diferencia de la isla anterior, está era más extensa y variada, debían andar con cuidado de no ser reconocidos, se estaban quedando en un hotel por lo que Sanji no debía preocuparse de toparse al imbécil de Zoro.

Aun no descubría el motivo que causaba su desdicha, era como una maldición, en el segundo día Usopp le pidió al rubio lo acompañara a dar una vuelta por el pueblo, una extraña petición salida de la nada, pero Sanji acepto intrigado.

Caminaban en silencio por unas calles aledañas del centro.

-¿porque me has pedido que te acompañe?

- bueno yo... estoy preocupado, desde el incidente en la isla con aquel adivino te has comportado de manera extraña- Usopp consideró que lo mejor sería ser directo, de igual forma su relación con el cocinero era lo suficientemente sólida.

-¿El adivino?- por su mente pasaron mil cosas, ¿qué fue lo que me dijo ese imbécil?, entonces lo recordó de golpe, el hombre enamorado de él, el desasosiego que le causaron aquellas palabras y finalmente ¨la maldición¨.

Era claro que las palabras del francotirador lo habían desorbitado pues su rostro palideció.

-Ese maldito- balbuceo.

-¿entonces es verdad? ¿Paso algo desde entonces? - preguntó incrédulo.

Sanji bajo ninguna circunstancia podía contarle los detalles, no podía perder su dignidad de tal forma.

-No puedo estar cerca del estúpido marimo- contesto irritado, teniendo especial cuidado de lo que saliera de su boca.

-Así que es eso- respondió colocando su mano en la barbilla con un semblante pensativo.

-Debemos encontrar la forma de romper la maldición antes de que pase algo más. Continuó luego de aquella pausa.

-Tienes razón, pero no tengo idea como.

Usopp pensaba que la maldición no tenía sentido, si se trataba de un hombre que estaba enamorado de Sanji no había forma en que esa persona fuera..., no ¿entonces por qué? Porque no podía acercarse a él, ¿que sucedía si estaba cerca? Tenía muchas preguntas, pero no tenía valor para externarlas.

-No te preocupes, prometo que voy a ayudarte, este guerrero del mar te ayudara a romper la maldición- Dijo optimista apuntándose a sí mismo con el pulgar.

Aquello tranquilizó a Sanji aun sabiendo que no había mucho que pudiera hacer pues las circunstancias eran adversas.

Llegó el crepúsculo y mientras Usopp decidió volver con los demás, a reunirse con la tripulación aliada en un bar situado en la parte baja de la cuidad, para no levantar sospechas, él no podía estar cerca, por lo que decidió tomar un camino diferente, luego le preguntaría los detalles a Nami.

Luego de unas horas encontró una dama para saciar sus deseos, nunca había tenido problema en conquistarlas, al menos no para un encuentro efímero, pues el atractivo de Sanji sumado a su gentileza lograba cautivarlas, les hacia el amor de forma dulce, buscando siempre el placer de las féminas antes que el suyo, nunca había terminado si no las hacia venirse antes, era un buen amante, sin embargo su atención terminaba por ser abrumadora.

MALDICIÓN DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora