Capitulo 7

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     Todos estaban en medio de la lucha cuándo Melania se fue y dejo a su grupo de guerreras, nadie le hecho de menos porqué todas estaban concentradas en combatir al enemigo, Hipólita a pesar de que la herida le dolía y ya le había comenzado a sangrar, estaba dándolo todo por defender su territorio, mientras que Xanthé estaba un poco más lenta que de lo que ya era, por más que Hipólita, Medea y hasta Pentesilea estuvieran al tanto de ella a veces resultaba casi imposible estar en todos lados, la tarde y el sol caían juntó con las fuerzas de todos los que combatían, Xanthé estaba jadeante y sentía que no podía más, necesitaba parar.

     En determinado momento Xanthé ya no tuvo fuerzas para levantar su espada contra el enemigo, un hombre que estaba frente a ella elevando su arma para dejarla caer sobre Xanthé, pero Medea llegó a su rescate rápidamente interponiendo su espada para que no cayera sobre Xanthé, el hombre visto en aprietos asustó al caballo que Medea montaba haciéndolo reparar tirando a Medea, quien cayó al suelo golpeándose la cabeza quedando inconsciente a merced de aquel hombre, Xanthé al ver esto no pudo evitar llenarse de irá y sin imaginar saco fuerzas de dónde ni siquiera ella pensó podría obtener y sin más Xanthé al ver que el hombre iba tras Medea ella le dio alcancé con su espada y le voló la cabeza sin piedad, luego a otro más que intento hacer lo mismo con la mujer que amaba, su sangre corría desenfrenada por todo su cuerpo cuando de pronto Xanthé vio que se marcaba la retirada de los guerreros, no podía imaginar otro día más de ese horror, cuándo los hombres estaban más alejados de ellas Xanthé bajó rápidamente de su caballo para acercarse a Medea y ver si estaba bien.

   Poco después de que se acercó Xanthé a Medea llegó Sibila para ver el estado de su hija, había sangré saliendo de la parte de atrás de su cabeza, Hipólita y Pentesilea también se acercaron para ver a su otra hija la cuál querían tanto como a Xanthé pero de una manera distinta, aún estaba respirando así que la levantaron en brazos y la llevaron con ellas a dónde estaba su campamento y de nuevo la rutina del día anterior, unas a darle agua y comida a los caballos, otras a buscar leña para prender fuego y preparar alimentos para todas, mientras que las heridas durante el combate eran curadas por las otras compañeras, en si todas tenían un deber.

    Pero tras llegar a su campamento Medea no despertaba, seguía inconsciente pero viva, Xanthé solo hipaba conteniendo el llanto, las tres mujeres mayores estaban más calmadas, aunque Sibila si parecía un poco menos desesperada que Xanthé. La depositaron cuidadosamente en el suelo y comenzaron a  revisar cuidadosamente su golpe el cuál si duda había sido en la parte trasera de su cabeza, tenía una abertura en el cuero cabelludo, no tan profunda pero si lo suficientemente para que sangrara e hiciera preocupar a todas, la curaron y esperaron que parará la sangre para por último esperar a que despertara, pero Medea tardó más tiempo de lo que todas ellas esperaban lo hiciera, pero cuando Medea despertó lo hizo de una manera muy desorientada, estaba desconcertada y asustada, sin saber en dónde se encontraba y sin reconocer a nadie, ni a la propia Xanthé, la mujer que amaba.

-¿Quiénes son ustedes? – les pregunto a Sibila, Xanthé, Pentesilea e Hipólita que eran quiénes la rodeaban - ¿Que hago aquí? Me duele la cabeza.

-Yo soy tu madre, Sibila ¿no me recuerdas Medea?

-¿Quién es Medea?

-Ese es tu nombre – le respondió Sibila con calma, mientras Xanthé lloraba al verla.

-¿Así me llamo?

-Si, así te llamas.

-¿Quiénes son ellas? ¿Por qué llora la de ojos azules?
-Ellas son tu familia y la de ojos azules llora porque te quiere mucho.

-¿Porqué me quiere?

-Porque así como ella te quiere, tú la quieres a ella. Se conocen desde siempre, de toda la vida.

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