Capitulo 6

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       Xanthé la arrastro a su cama en dónde una vez allí, siguieron abrazadas por mucho tiempo sintiendo el vals de sus cuerpos, pero de pronto el simple abrazo no bastó, hacía falta está vez volver a probar un beso, sentir sus labios lentamente y deslizarse por los de la otra de nuevo y con calma saborearon el sabor de su saliva al humedecerse los labios, hacía falta sentir como se quedaban sin respiración y como se alocaban sus palpitantes corazones dentro de su pecho, también como su vientre comenzaba a sentir sensaciones agradables que descendían hacia su sexo y las hacía querer más, pero Xanthé está vez estaba consiente de que no insistiría en nada que Medea no quisiera, por eso solo se entregó al beso que se estaba dando con Medea, Xanthé estaba sobre el cuerpo de Medea quien rodeaba su cintura con sus brazos firmes, el beso dejo escapar un gemido en ambas así que Xanthé se apartó de la boca de Medea y se permitió posar sus labios en el hombro y cuello de Medea que no protestó y solo guardo silencio ante aquel gestó tan sublime para ella, Xanthé siguió dejando húmedos besos por esas zonas hasta que sintió algo caliente y duro de bajo de ella, fue entonces que ambas se quedaron inmóviles, casi de piedras, existiendo entré ella una gran tensión sexual, haciendo que Xanthé se arrepintiera enseguida de aquellos besos que dejó en Medea, pues no imagino que provocaría tal reacción y ahora tampoco quería moverse, porque sentía vergüenza de lo que había ocasionado y Medea se sentía aún más avergonzada que Xanthé por la reacción de su cuerpo, pero es que había sido incontenible no reaccionar ante aquellos dulces y húmedos besos que Xanthé dio en su cuello y hombros, sumándole el aroma de su piel y cabello, una combinación que hizo irresistible a Medea excitarse.

-Lo siento – dijo Xanthé en voz baja llena de vergüenza – no quería, provocar eso en ti.

-No lamentes el que tus inocentes besos me pongan así – dijo en voz baja, casi ronca por el deseo que la estaba invadiendo sin poder pensar, cediendo casi a lo que su instinto y deseos pedían a gritos por dentro – eso es lo que provocas en mi Xanthé tan rápidamente, con tan solo el trémulo rose de tus dedos es suficiente para ocasionar un incendio en mi.

-Yo, no lo sabía – dijo queriendo hundir su rostro en el cuello de Medea pero al hacerlo hubo fricción entre ellas, Xanthé volvió a sentir aquel miembro caliente que atravesó las finas y delgadas telas blancas de su ropa, ocasionando la misma excitación en ella.

     De nuevo hubo tensión pero luego se relajaron, Xanthé volvió a retomar aquellos besos en el cuello y Medea deslizó sus manos lentamente por la espalda de Xanthé hasta que llegó a su nuca en donde una vez allí metió su dedos entre su cabello rubio y largo, para luego tirar de ella y llevar hacia su boca los labios de Xanthé quien se entregó al beso y comenzó a frotarse perezosamente sobre Medea, estaba claro que esa noche ambas perderían la cordura.

       Afuera la lluvia seguía cayendo, mientras que adentro en el cuarto de Xanthé caían las ligeras ropas de ambas en el suelo, Medea seguía de bajo de Xanthé porque era ella quien llevaba el ritmo de las caricias, seguía dándole besos a Medea pero está vez en los senos y se había atrevido a tomar un pezón entre sus dientes para luego con su lengua acariciarlo suavemente, ambas estaban ardiendo y ni siquiera la lluvia y los truenos podían apagar lo que allí ardía como el infierno, pero que al mismo tiempo era la gloria.

     Medea mantenía los ojos cerrados, estaba a Merced de Xanthé y no quería escapar de sus manos y labios suaves que en ese momento parecían ser garras de una felina a punto de devorarse a su presa que estaba dispuesta a hacer su ofrenda, ya había recorrido todo su cuerpo de pies a cabeza sin reparar en otra cosa que estaba tan dura que latía por la excitación, las manos de Medea habían tomado los senos de Xanthé cuando se quedó mirándola desde dónde estaba sentada ahorcajadas sobre ella, vio que la princesa estaba disfrutando de sus caricias y de la vista que tenía desde dónde se encontraba cómodamente, pero luego Xanthé dejo que sus manos viajarán por los muslos de Medea mientras esta le seguía a acariciando los senos  para luego la mano derecha de Medea descender por su abdomen y llegar hasta el incipiente bello púbico de Xanthé, el cuál revoloteo con sus dedos hasta sentir su cálida humedad, Xanthé cerro los ojos y contuvo la respiración al sentir a Medea husmeando en sus ser, estaba muy excitada y no podía esperar más, ninguna de las dos podía aguantar un segundo más, Xanthé detuvo justo allí, justo en la entrepierna de Medea, exactamente sobre su sexo, así que Xanthé tomo el sexo de Medea con una de sus manos y lo ayudo entrar a su ser y Medea se dejo hacer, Xanthé sintió como lo dejaba entrar lentamente en ella hasta que llegó a toda su profundidad.

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