Capítulo 8: El Fantasma de la Luz Blanca

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Me desperté a las 5am ya que perdí el sueño, decidí investigar un poco sobre cosas de la Ciudad y descubrí que al Este de esta había una mansión que había sido abandonada hace más de 50 años pero que no se ha podido vender ni reformar dado que hay algunos fantasmas que evitan que esto suceda. Muchos hasta se han ido de la ciudad por temor a que el fantasma tome posesión de todas las casas o que maldiga a los habitantes. También decía que cada un tiempo se escuchaban voces y grandes luces blancas porvenían del lugar. Tenía bastante miedo al saber pero la curiosidad que sentía era más poderosa por lo que decidí que cuando amaneciera iría a bucar a los fantasmas.

Esperé y esperé por 3 horas, no negaré que en algún momento pesqué alguna siesta pero siempre me despertaba. Cuando fueron las 8 realicé las labores matutinas y fui a buscar a mis compañeros. Como es de costumbre Mark salió al instante, Laila se demoró un poco y lo que más me soprendió fue que al tocar la puerta de Ai vi que esta tenía puesto un cartel que ponía: "SOLO TOCAR DESPUÉS DE LAS 10:30 AM".
Mi expresión facial se tornó malvada y con bastante fuerza toqué la puerta como 7 veces. Lo que no me esperé fue que esta se abriera y que Ai muy enojada me dijera:

- Este es tu fin- con su mano derecha me pegó una cachetada con gran potencia y fuerza, era tan fuerte que hasta me marcó la forma de su mano en la cara.

- Perdón- digo sobándome la zona golpeada.

- Voy a cepillarme los dientes y cambiarme la ropa, salgo en unos minutos.

Mientras ella hacía eso nosotros fuimos a la cafetería para desayunar. Al rato llegó Ai la cual no estaba de muy buen humor pero luego de desayuar ya se encontraba mejor.

- Chicos tengo una idea. ¿Por qué no vamos a explorar la Mansión Abandonada al Este de la ciudad.

- Por mi perfecto- exclama Mark.

- Me parece una buena opción- dice Ai comiendo una tostada.

- Si todos van yo igual- Laila no estaba muy segura.

Salimos del Centro Pokémon y comenzamos a caminar con rumbo a la Mansión. De un momento a otro los árboles y plantas que habían se vieron marchitos y apreciamos varios bancos y cestos de basura destruidos. Pero nada de esto nos importó y seguimos caminando. Poco tiempo después pudimos apreciar una casa bastante grande y amplia, afuera tenía un portal que poseía una fuente, varios gnomos de jardín, y muchas macetas destruidas.

- Entremos chicos- exclamo con algo de miedo.

Luego de decir esto pasamos por el jardín y sentía que alguien nos vigilaba pero su presencia iba y venía, con esto mi miedo aumentaba más y más pero no lo demostraba delante de los demás. Al entrar la puerta no se cerró como en las películas de terror sino Mark de idiota fue quien lo hizo y no podíamos abrirla. Apreciamos el interior la mansión la cual no se encontraba muy destruida estaba en buenas condiciones pese a todos los años que tenía. Lo primero que se veía a simple vista era una inmensa escalera la cual llevaba a una puerta y a dos pasillos ya que al parecer nos encontrábamos en el Lobby de la casona. Subimos las grandes escaleras y empujamos un poco la puerta la cual se abrió. La habitación estaba bastante oscura por lo que le pedí a Charmander que nos iluminase con su cola. Cuando nos alumbramos con la cola de Charmander observamos que habían muchas sillas y en el fondo de ese cuarto se encontraba un piano cubierto por una manta bastante rota. De un momento a otro algo tumbó el manto y las teclas de piano comenzaron a sonar; nosotros nos cagamos de miedo y salimos de esa habitación. Apuntamos nuestra vista a los pasillos pero una opaca luz blanca venía, Laila pegó un intenso grito pero aún así las luces venían, apreciamos debajo de las escaleras unos fuegos azules y le dije a los demás que sacaran a sus pokémon.
Cuando los tuvimos afuera corrimos para el pasillo de la derecha ordenando ascuas, hojas afiladas, pistola agua y rapidez movimientos contra la luz la cual pensamos que habíamos atravesado pero de un momento a otro presenciamos que solo se podía ver un fondo blanco que era donde nos encontramos en ese entonces. En serio teníamos todos mucho miedo hasta que se disipo aquella luz y estábamos en el jardín de la mansión. Sin pensarlo dos veces fuimos corriendo a la velocidad de la luz llegando espantados al Centro Pokémon, cayendo desfayecidos en los asientos del recinto. Nuestras caras mostraban asombro, miedo, espanto, temor; tanto que la EJ nos preguntó si nos sentíamos mal o que si pasaba algo.

Pokémon: Nueva LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora