ㅤㅤ❝Sus ojos se encontraron
con los míos y en el
momento en que los
cerro pude sentir la
necesidad de corre
hacia ellos❞
El amor y el odio nunca se llevaron bien.
Pero, la venganza hacia el amor pued...
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━━ Cuando ya me había acostumbrado a tu ausencia llegaste agarrándome sobre tus labios uniéndolos, recordando con nostalgia aquellas caricias que nos dábamos los dos juntos a escondidas de los ojos de aquel clan que tanto odiaba nuestra unión.
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ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ Cuando se fue dejándolo sólo en las manos de los guardias de la aldea, había dejando no solo con una triste nostalgia en su corazón, sino también lo había dejado destrozado rompiendo en miles de pedazos aquella armadura que había construido a través del tiempo por si mismo y, la misma soledad que lo había acompañado en su propio dañino que había echo su ausencia tirándole en el mismo abismo que ahora sentía por su culpa. En el momento que pudo sentir sus labios juntos a los de el, había caído en la muerte, su cerebro se había derretido y su corazón crucificado se había liberado rompiendo aquellas astillas que lo acorralaban y encerraban obligándolo a quedarse sin latidos y con un frío sentimiento internó. Con un leve suspiro dejo caer una lágrima que sólo el podía sentir.
─Ayato, ¿estas bien?─ le preguntó uno de los hombre de la aldea de la hoja cuando llegó a su lado.
El castaño un tanto aturdido movió la cabeza de un lado a otro ─Si chico, no se preocupen─ trato de no sonar nervioso.
─Esta bien, mejor vuelve a la aldea. Nosotros nos encargamos de lo otro─ el otro hombre de gafas a su lado hablo poniendo una mano en su hombro.
El chico asintió con la cabeza viendo como los otros dos hombre saltaban arriba de los árboles y seguían el rastro del pelinegro. Sin más decidió dar la vuelta y volver de donde había venido al encontrarse solo. Más tarde cuando había llegado al pasar de algunas horas, Ayato no podía sacar de su cabeza la idea de haberse encontrado con aquel pelinegro que era el único que hacía latir su corazón de tal manera que sentía que iba a explotar. No lo podía negar, su regreso había encendido una chispa en su corazón y parte de su alegría lo había provocado aquellos ojos oscuros, que de vez en cuando aportaba el poder del sharingan.
