》No puede ser, no otra vez, no es real《 pensaba Tremor mientras corría con desesperación a la taberna. Al entrar no había nadie, el lugar se vació por completo. Corrió a la habitación de Laiana y al entrar vio a un tipo en el suelo, ella estaba mirando por la ventana, parecía intacta.
- La... ¿Laiana?- murmuró Tremor.
Al girarse, Tremor quedó estupefacto. Su sonrisa era diabólica, sus ojos eran rojos y parecían desprender un humo espeso, y sus cortos cabellos parecían levitar cómo si tuvieran vida propia.
- ¡Tu!... tú me abandonaste... me dejaste sola y no te lo perdonaré jamás, ¡JAMÁS!
Extendió sus brazos y de sus manos salían dos espadas cortas. En un abrir y cerrar de ojos estaba encima de Tremor, le aplicó un potente placaje lo que lo hizo atravesar la pared del pasillo, de la habitación de enfrente y voló hasta la calle. Cayó de espaldas y su grito de dolor se extendió por toda la ciudad. Vio a Laiana salir de los agujeros levitando y su sonrisa se había borrado, ahora era un rostro serio y con mirada de desprecio al mercenario. Tremor se levantó a duras penas y desenvainó su espada.
- ¡Laiana! Termina con ésto, no quiero lastimarte. Tenemos que ir a curarte, a curarnos.
- ¿Lastimarme? ¿Tú? Jajaja... ni un mortal puede dañarme.
Se impulsó hacia adelante, rápida como el viento y Tremor cubrió el ataque de sus espadas con la suya, ataque que apuntaba directo al cuello. La empujó hacia atras y se preparó a luchar. Laiana atacaba con rapidez y fuerza bruta, Tremor a penas podía cubrir sus ataque y algunos le acertaban dejando pequeños cortes. Los golpes más fuertes de Laiana los realizaba con un giro, pero no uno normal, se convertía en una silueta roja irreconocible cuando lo hacía. Estuvo golpeando a Tremor una y otra vez durante varios minutos.
Tremor sabía que era ésto, la maldición de aquel mago. Pensaba si el también podía hacer algo como éso. Notó que, a diferencia del mago, Laiana no se cansaba ni parecía perder el poder, sus golpes eran tan fuertes que lo estaban hundiendo en la tierra. Tenía que contraatacar, de otra forma perdería. Al siguiente golpe que lanzó Laiana, Tremor se cubrió, la tomo del brazo y rápidamente la tumbó al suelo. Sin dudar golpeó su cabeza con el mango de la espada y la desmayó. Tomó su cuerpo y corrió al establo.
- ¡Nerea! Trae a Universo rápido por favor.
La anciana subió al caballo lo mas rápido que pudo mientras Tremor ataba a Laiana de pies y manos. Ya con el caballo listo, Tremor vendó los ojos y manos de Laiana, por si a caso. La subió al caballo y detras se subió él. Salió de inmediato camino a Torre Azul.
La capital de los magos estaba a dos días a caballo, no podía parar y mientras tenía que pensar como actuaría cuando Laiana despierte.
Pasaba la noche y Tremor estaba preocupado, su golpe no había sido tan fuerte cómo para dañar así a Laiana. Casi salía el sol, cuatro horas a caballo sin que ella despertara, comprobó si respiraba y sí, lo hacía. También le preocupaba si a el se le desataria ese poder, ya que si con alguien débil físicamente como Laiana hizo eso, no se quería imaginar con el.
Ya al mediodía decidió detenerse, fue bajo un arbol y recosto, a la sombra de aquel gran arbol, a Laiana. La sacudió un poco para despertarla pero no había caso. Bebió un poco de agua y decidió continuar, conociendo el camino sabía que estaba a medio recorrido de Torre Azul, el caballo realmente era rápido. Con un poco de suerte llegaría a su destino al anochecer.
Caía el atardecer y a lo lejos ya veía Torre Azul, al instante vio que Laiana se movía y detuvo al caballo de inmediato. Cuando la bajó, empezó a murmurar.
-Ey ey, calmada, estoy aquí.
-¿Tr... Tremor?- balbuceó Laiana.
-Si si, soy yo. Todo está bien, casi llegamos a Torre Azul. Te subiré y continuaremos.
-Tremor... Se lo que pasó. Recuerdo todo, lo siento mucho- le dijo Laiana mientras unas lágrimas caían por su rostro.
-No te preocupes por eso, ya terminó y pronto sacaremos eso de ti.
Laiana sólo asintió y ambos se subieron al caballo para seguir. El sol se estaba ocultando, dejando un hermoso paisaje naranja con los verdes del campo. La preocupación de Tremor aumentó un poco más, ella recordaba lo que pasó, lo que indicaba que no era una especie de personalidad aparte, era ella con su máxima furia desatada.
Con la noche sobre su cabeza, estaban muy cerca de Torre Azul. Tremor le apuntó a Laiana hacia Torre Azul, ella le pidió que detuviera el caballo para admirar un poco mas tan extraordinario paisaje. Sus murallas formaban un círculo y cuatro lineas mas de murallas emergian hacia adentro conectando con la gran torre. Ésta también era circular, se formaba con diez anillos los cuales iban disminuyendo su tamaño a medida que la torre crecía. Y en la cima de la torre, había algo que parecía una estrella fulgurante, era una bola blanca que destellaba una luz muy potente. Nadie sabía que era ni para que servía, sólo el Mago Supremo estaba autorizado a usarla.
Las Lunas giraban sobre sus cabezas, Laiana y Tremor estaban en la puerta de la muralla. Entraron sin problema ya que el era conocido allí. Se dirigían a la torre en una lenta caminata, Laiana estaba asombrada de lo espectacular que era ese lugar, nunca había visto más allá de su aldea, ésto era una experiencia inolvidable para ella.
Ya en la entrada, Tremor bajó del caballo para ayudar a Laiana a bajar. Universo esperaría afuera, mientras la gente admiraba su belleza y tamaño. Al ingresar un joven los atendió.
- Buenas noches, dama y caballero, soy Nifu ¿que los trae por nuestras tierras?- los recibió el joven muy amablemente.
- Hola Nifu, soy Tremor y ella Laiana. Estoy buscando al Mago Supremo.
- ¡Oh, ya veo! Lamento informarle, señor Tremor, que el ahora se encuentra en un viaje importante y no tenemos la certeza de cuando volverá.
Un hombre ya mas anciano, venía bajando la gran escalera y vio la situación. Enseguida apuró su paso y los interrumpió.
- Tremor, mi querido mercenario, me disculpo si el aprendiz los incomodó- hizo una seña con la mano al joven para que se retire- dime ¿que te trae por la torre?
- No es problema Satio, busco a Heise, es urgente.
- Ya veo... el está en esos viajes, ya sabes. Pero no es nada importante así que podemos llamarlo.
Tremor asintió y caminaron con Satio, el cuál se paró en el centro de la sala, juntó sus manos y la plataforma donde estaban comenzó a elevarse. Subieron hasta el piso nueve y Satio les hizo una seña de que esperaran ahí.
Laiana observaba todo muy admirada, Tremor ya había estado ahí muchas veces y solo se quedo parado de brazos cruzados mirando a Laiana 》Siento mucho hacerte pasar por ésto, después de todo creo que me agradas《 pensaba Tremor.
- ¡¿Quien se atreve a interrumpir mi siesta?! - dijo una voz con tonos casi guturales.
- Vaya vaya, si es mi mago de confianza.
Ambos rieron y se abrazaron.
- ¿A que se debe semejante visita, Tremor? Veo que nuevamente tienes compañía.
- Al principio fue forzada pero ahora me cae bien... Verás, hace cinco días estaba de parada en Nyzak...
Tremor le contó todo lo que había ocurrido y Heise quedó sorprendido.
- Tremor... esto es muy grave y agradezco que hayas venido lo más rápido posible. Ahora vamos a analizarlos y si todo coincide entonces... me temo que las leyendas de Miridas serán reales.

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Linaje Radiante
FantasyTremor, un mercenario que va en busca de un gran secreto enterrado por muchos. ¿Podrá él revivirlo?