Capítulo 4

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Una semana más y había bajado tres kilos más, unas ojeras se notaron bajo sus ojos.

Lucia bastante mal pero nadie lo notaba ni siquiera quienes se llamaban sus amigos, solo le hablaban si es que necesitaban un favor o algo más.

Vaya mierda, ni siquiera podía hablar con sus padres después de todo estos nunca estaban en casa. Solo el la habitaba ahora con su soledad, una que hacía que se durmieran temprano y dejará su celular para convertirse en un extraño.

—¿Porque simplemente no dices lo que sientes?— preguntó acostado con las luces apagadas.

Aún no era de noche, se podían ver los rayos de luz entrar por las cortinas.

—No quiero hablar de ello porque a nadie le interesa la vida de alguien que simplemente se está destruyendo solo— respondió al momento que unas lágrimas escaparon de sus ojos—. Solo bastó poco para saber que soy un cobarde inútil que llorará al momento de decir la verdad.

Un quejido escapó de su boca para finalmente estallar en lágrimas, como pudo puso música así posiblemente evitaría que los vecinos escucharán.

—Yo estoy ahí para todo el mundo pero nadie está para mí— susurró.

—Yo estoy ahí para todo el mundo pero nadie está para mí— susurró

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—Vale ¿entonces que ocurrió?— preguntó Mina mirando a Denki.

—Me subí los pantalones pero al momento de subir el cierre me lastimé mi amiguito— confesó con vergüenza.

Todos rieron pero la risa del pequeño Kirishima era mucho más fuerte.

La depresión es silenciosa cualquiera podría ser una víctima.

Por mucho que ría, por muy feliz que me vea no puedo eliminar está tristeza que me está consumiendo el alma— después de todo no quería dejar ver el sufrimiento que estaba pasando.

Lo malo es que se demuestra que nadie lo conoce.


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