Capítulo 1

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Su cabeza iba a explotar, entre la junta directiva presionándola para reunirse y algunos miembros de su personal que estaban empezando a ser más una carga que una ayuda para la empresa sentía que en cualquier momento alguien iba a pagar por su mal genio, cada día estaban logrando posicionarse como una de las favoritas cuando se trataba de salvar a aquellos que no tenían ni idea de cómo dirigir una empresa, en los últimos meses habrían obtenido las mejores ganancias en los 15 años de historia que OSDEH Consultores tenia de estar en el mundo de los negocios, no quería sonar engreída pero desde que ella empezó a dirigir la empresa hace apenas 3 años esta había logrado despegar como nunca imaginaron sus fundadores, pero con las ganancias creciendo también habían empezado a recibir más clientes que buscaban de sus consultores por lo que se veían obligados a aumentar su personal pero su dolor de cabeza no era conseguir personas capacitadas que pudieran seguir llevando el nombre de OSDEH a lo más alto sino las decisiones que la junta directiva tomaba respecto a esas personas, algunos de ellos se negaban a aceptar las sugerencias que ella estaba dando frecuentemente, al parecer aun no asimilaban que una mujer era perfectamente capaz de dirigir una empresa y llevarla al éxito, uno de ellos era Santiago Vallejo quien pensaba que al tener un 5% de las acciones se le tenía permitido tomar cada una de las decisiones que tuvieran que ver con la implementación de nuevas estrategias, no era la primera vez que una reunión terminaba con  una acalorada discusión entre ellos dos pero no podía permitir que sus noches de desvelo planeando como alcanzar más éxito en el mundo de las consultorías se redujeran a nada por culpa de un hombre que poco o nada sabía sobre cómo dirigir una empresa, no era ningún secreto que Vallejo tenía una sola fuente de ingreso ya que cada idea de negocio que se le ocurría acababa en desastres financiero que lo habían llevado a vender sus acciones reduciéndolas de un 20 a un 5%, la discusión de ese día tenía que ver con la necesidad de aumentar su personal, mientras el argumentaba que la única solución era reducir salarios para los consultores y así contratar nuevo personal, ella estaba convencida que lo mejor era implementar pasantías para universitarios que se convertirían en potenciales consultores los cuales serían entrenados por aquellos de mayor experiencia sin la necesidad de reducir sus salarios que a la larga solo generaría inestabilidad en la empresa, por supuesto ella no estaba interesada en perder personal capacitado por culpa de las ideas de un hombre que no podía manejar sus propias finanzas, al final el Sr. Rodríguez quien era frecuentemente el mediador entre sus desacuerdos se vio en la obligación de dar por terminada la disputa al proponer que en la siguiente reunión cuando ya estuvieran más calmados los ánimos se sometieran a votación las dos ideas y así poder decidir cuál era la que les convenía a todos, quiso interrumpirlo y decir que no podían esperar otro mes para decidir, que era para cuando estaba agendada la reunión, pero prefirió callar, no era el momento para seguir discutiendo cuando pudo observar que los demás estaban a punto de levantarse de sus sillas, ya encontraría la forma de resolver el problema, como siempre hacia.

Después de la reunión se encerró en su oficina dispuesta a ser productiva y avanzar con documentación que tenía pendiente, observo la retratera que descansaba sobre su escritorio y una sonrisa triste se hizo presente en su rostro, a veces solo tenía ganas de pedir vacaciones, viajar a su antiguo hogar y refugiarse entre árboles y cantos de aves, si era sincera con ella misma, nunca fue una mujer de ciudad, llevaba casi una década viviendo en la capital pero eso no significaba que estaba acostumbrada, hubieron momentos en su adolescencia donde pensó que no estaría interesada en salir de su pequeño pueblo, pero cuando fue adquiriendo una mejor perspectiva de la vida se dio cuenta que si deseaba alcanzar las metas que desde niña se planteó, tendría que salir de ahí aunque no fuera lo más fácil de hacer.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por su secretaria llamándola desde el intercomunicador, Sara era una excelente secretaria pero a veces le daban ganas de apagar el aparato para que dejara de interrumpirla en momentos donde se sentía así, contrario a lo que pensaban muchas personas sobre la tristeza que daba recordar cosas que ya no se podían repetir y que una vez los hicieron felices, para ella no era igual, creía que esos momentos donde demostraba debilidad le ayudaban a sentirse más humana entre tanta superficialidad; su secretaria le informo que tendrían que dejar una hora por la tarde para revisar la agenda de la semana siguiente, debido a su problema no resuelto con la contratación de empleados había decidido que por el momento ella tendría que asumir la responsabilidad de algunas consultorías que estarían revisando por lo que no pasaría tanto tiempo en esa oficina como estaba acostumbrada siendo ella la que lideraba las actividades de toda la empresa, ese pensamiento le dio una sensación de euforia y pesadez mezclada, por una parte estaba emocionada de visitar empresas y evaluar sus fortalezas y debilidades y crear estrategias para poder recuperarlas de sus crisis pero eso significaba que sus horarios de trabajo aumentarían considerablemente para poder llevar al día todos los compromisos que se avecinaban.

Difícil de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora