La oscuridad...

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... se cernía sobre nosotros como un espeluznante invitado en nuestra fiesta de desgracia. Quedarme varada con Jason en medio de la carretera podía se contado como uno de los peores momentos de mi vida, destronando a cuando tuve mi primera regla en la escuela y fingí estar enferma para que Anabelle me pasara a buscar.

Conseguir ver algo a través de la ventanilla era casi imposible porque además de la oscuridad que cubría las plantaciones a nuestros costados, la lluvia no dejaba de empañar los vidrios. Se me vinieron a la cabeza un montón de secuencias de películas de terror y con disimulo me aparté de la puerta.

—No tengas miedo. En cuanto pase un auto, lo detendré y pediremos ayuda —dijo Jason a mi lado.

—No tengo miedo.

A pesar de no poder ver su rostro con claridad, me di cuenta que se había girado hacia mí y recargado la espalda contra la puerta.

—¿Y entonces qué?

—¿Qué?

—¿Cómo se hicieron amigas Eveline y tu? —Ya no tenía ganas de hablar del tema, la situación me ponía incómoda, todo estaba oscuro y hacía frío, y el que me encontrara a solas con Jason no mejoraba la situación.

—Ya no importa. ¿Estás seguro de que pasará un auto? Hace un rato me dijiste que casi no pasaban carros por aquí.

—Casi, o sea que alguno va a pasar —contestó—. Cuéntame, de todas formas no tenemos otra cosa que hacer más que esperar.

—Si, pero yo no quiero hablar de eso —sentencié, cruzándome de brazos. Me recosté en el asiento y miré atenta a la carretera rezando por que apareciera algún alma de dios bondadosa que se apiadara de nosotros. Jason resopló ruidosamente y supuse que lo había molestado.

Poco a poco mi vista se iba acostumbrando a la densa negrura y dentro de la camioneta todo se hacía más nítido. Tras un rato en el más profundo silencio interrumpido solo por el lejano ruido de las gotas cayendo del cielo, el castaño volvió a hablar.

—Maggie, hay una pregunta que te quiero hacer. ¿qué te pasa conmigo? —inquirió enfrentándome.

Vaya, no esperaba que se lanzara de una.

—¿Contigo? Nada.

—¡Ahí está otra vez! Te la pasaste toda la noche contestándome de esa forma. 

Miré al techo del carro armándome de paciencia.

—¿De qué forma?

—De esa forma. ¡Con ese tono! Como si te estuvieras tomando aire para no romperme algo en la cabeza.

—Estás exagerando. —Miré hacia todos lados y agregué preocupada—: Creo que no pasará ningún auto.

—Te dije que ya pasará alguno. ¿Por qué te comportas así conmigo? ¿Acaso tiene que ver con que hayas tenido que ceder a que te lleve a tu casa?

—¿Qué? —inquirí, frunciendo el ceño.

—Eres bastante orgullosa —señaló.

—Tu no tienes idea de cómo soy.

—¿Que no te conozco? Dejando de lado que soy una de las pocas personas que sabe tu promedio, también sé que aunque sueles ser amable con todo el mundo, ocultas bien tus sentimientos y puedes llegar a ser bien tozuda. —Fruncí el ceño y él agregó—: Te estuve observando.

—Pues deberías dejar de perder el tiempo observándome. No soy tan interesante.

—Otra vez el tono —señaló. Apreté los dientes—. También puedo mencionar otras cosas. Creo que podría darte muchos detalles de cuanto te conozco.

El chico equivocado© [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora