Capítulo 1: Tío.

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Me levanté a duras penas cuando sentí que el timbre sonó, me vestí rápidamente y corrí a la sala para abrir la puerta recibiendo a Kim que llevaba en brazos a mi sobrina que estaba dormida. Noté mi cuerpo algo tenso, tengo mucho sueño ¿Me quedé dormido o mi hermana llegó temprano?

—Hola. —me sonrió, sus ojos café se achinaron con su sonrisa a pesar de que sea muy temprano.

—Hola, lo siento. Me dormí. —recibí a Eileen en mis brazos que me miró con su mirada cansada y se apoyó en mis hombros.

—Lo sé, siento molestarte. —pareció apenada y besó mi mejilla.

—Tú no molestas, no te preocupes podré con ello, no es difícil.

—Sólo es por hoy, mi jefe me necesita antes y Daniel no podrá.

—No tienes que explicar nada. —le sonreí despreocupado— ¿Ha desayunado?

—Si, a duras penas pero lo ha hecho, déjala dormir un rato más y despiértala a las siete porque sino no se despertará y seguirá durmiendo todo el día.

—Bien, de acuerdo.

—Y tú. —me señaló y me entregó la mochila de mi sobrina— Tampoco te duermas.

—Claro que no, debo adelantar algunas cosas del trabajo.

—Bien, debo irme. —volvió a besar mi mejilla y besó la cabeza de su hija— Yo la recogeré por la tarde si su maestra te pregunta, adiós.

—Cuidate.

La vi marcharse entrando en su auto corriendo con dificultad con sus pequeños zapatos, me llené de orgullo por un momento por ella. Aquella niña que visitaba en mi adolescencia, la que llevaba de la mano a la escuela a veces o con quien jugué muchas veces ahora era una madre, una mujer completamente ocupada que dependía de una pequeña de cuatro años y con un marido excelente. Kim era la única Evans con un poco de sentido común y una mentalidad sana.

Bueno… su mamá no era una loca como la mía.

Bah, no puedo quejarme tampoco, no formé una familia aunque tampoco me interesaba, mi novia sí. Ella imaginaba un mundo de color rosa, viviendo en una casa grande nosotros casados y con cuatro hijos. Sí, ella quería cuatro hijos y querían que se parecieran a mí y yo… yo simplemente quería vivir con ella y casarme.

Sinceramente tener niños no me interesa en absoluto, creo que con mi sobrina me alcanza y me sobra.

Cerré la puerta y dejé la mochila en el sofá. Llevé a Eileen a mi habitación y la recosté en la cama, ella ni se inmutó, la observé por unos momentos con un amor inmenso que le tenía. Era preciosa y sumamente tierna, con un gran parecido a su madre con la diferencia que ella heredó lo único bonito que tenia de su abuelo materno: Sus ojos, es decir que tenía unos orbes verdes llamativos iguales que los míos y todo el mundo (sobre todo la familia de Daniel que todos tienen ojos castaños) preguntaron de dónde los había heredado y mi hermana casi con orgullo dijo que los sacó de su abuelo.

Kim quiere a papá a pesar que no tiene recuerdos de él. La peor parte me la he llevado yo que lo vi hacía años cuando me gradué que apareció en casa después de diez años de haberse marchado, pero, no era el niño indefenso de ocho años iluso, pude defenderme como un hombre y le dejé en claro que no hablaría con él jamás.

Mi hermana en aquel entonces tenía diez años y sufrió la situación ella si tenía la ilusión de conocerlo, no la juzgo, ella tenía tan sólo un año cuando él se marchó y no ha vivido nada con él como yo… bueno lo único que viví con papá fueron tan solo desilusiones.

A veces recibo cartas de él, no sé cómo consiguió mi dirección de casa. Sospecho que fue mamá quien se la pasó, me parece poco serio enviarme cartas como si estuviéramos en siglos pasados pero no puede contactarme en ningún lado, las redes sociales por ejemplo no son para mí, sólo mantengo mi celular pero nunca me ha llamado para mi suerte.

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