capítulo x

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El policía y detective Francisco Álvarez, fumaba y tomaba café al mismo tiempo, sentado en su despacho del departamento de la policía federal. Revisaba los expedientes del caso Berlusconi. Habían revisado todo varias veces por si salteaban algún detalle ,investigaron y tomaron declaración a cada uno de los empleados de la familia, de sus laboratorios y ninguno en sus declaraciones dijo haber visto algo raro o que les llamase la atención.

También fueron a los laboratorios y pidieron los papeles de todos los trabajos que habían llevado a cabo. Mientras revisaba, no daba con ningún  indicio de alguna situación ilegal o irregular. Todo estaba en orden.

Mientras miraba las fotos  de Martín,Lucrecia, Anna y Jorge en su pizarra, más preguntas venían a su mente. ¿ y si había sido un robo al voleo? , habían revisado las camaras de seguridad de la casa, y no podían ser simples ladrones, habían sido organizados, desde cómo habían llegado al lugar, y no habían dejado ningún rastro. Hasta cómo habían matado a sangre fría al matrimonio Berlusconi  y a sus empleados.

La patente de la furgoneta, no existía. Seguramente  luego del golpe la habían incendiado o tirado en algún río,vaya saber que . "sí, -pensó mientras se sobaba el menton- estos tipos no son unos simples ladrones"y mientras observaba la pizarra otra pregunta asomaba ¿qué es lo que buscaban?.

Por otro lado también estaba la desaparición de Anna y Jorge, si se tratase de un secuestro ya habrían pedido un rescate. Pero nada. Habían rastrillado ciertos perimetros, en baldíos, al costado de las rutas y en cercanías de la casa. Pero tampoco encontraron ningún cuerpo o ropa que identificarán a las víctimas . otra vez en blanco.  No sabía como continuar. Pensaba y se masajeaba su rostro con las manos, llevaba horas sin dormir. Tomó el teléfono y se comunicó con el oficial Núñez.

— Núñez.¿ alguna novedad?—

—Nada señor. Hasta ahora nada—

—Está bien llámame cuando sepas algo — soltó  un suspiro y colgó.

Cansado de pasar tantas horas encerrado y leyendo, salió del despacho y le dijo a su secretaria que se iba a su casa y que cualquier novedad, no dudarán en llamar. Salió del departamento de policía, se subió a su auto y fue a su casa.
Llegó y su mujer lo esperaba con la comida, tomó  un baño y se acostó. Al cabo de cuatro horas su mujer lo despertaba.

— Francisco te llaman, del trabajo—

Con voz enrronquecida por el sueño contestó

— ¿Sí  quién habla?—

Del otro lado del teléfono Núñez le contestaba

— Señor acaba de llegar un hombre que dice ser trabajador de uno de los laboratorios. Dice tener información sobre el caso—

Francisco se incorporó de golpe

— Okay enseguida salgo para allá—

En la policía aguardaba un hombre de baja estatura, flaco y con lentes, de 45 años de edad, Tembloroso y nervioso. Miguel Negretti había trabajado por años para los laboratorios, había sido partícipe de la construcción del arma. Y desde el asesinato de su jefe no comía ni dormía. Decía sentirse cómplice al no poder revelar a la policía la verdad.

El señor Martín había confiado en el por años, y recibía un muy buen trato por parte del señor, siempre  educado y bueno con los trabajadores, nunca lo había visto molesto ni una vez. Por eso cuando se entero por el noticiero del asesinato de su jefe, sentado en el sillón y apuntó de tomar un café, soltó la taza de la impresión, no sólo por la forma en la que murió, si no porque el sabía el Porque.

Desde ese día su vida era un calvario, preso del miedo por no saber que hacer ni como proseguir. Hasta que un día dijo :" De alguna forma tengo que devolver todo lo que el me dio". Fue así como llegó a la estación  de policía.

Al cabo de media hora lo hacían ingresar a un cuarto con paredes de color gris donde había una mesa y dos sillas, y detrás un vidrio que parecía un espejo de donde varios policías más atentos escuchaban su relato.

Francisco que no dejaba de fumar y el oficial Núñez le hacían las preguntas a Miguel.

—Dígame  señor Negretti, que es lo que tiene para decirnos. Dijo usted haber trabajado para el señor Berlusconi —

—Así es señor, trabaje 20 años para él, casi toda una vida —

—¿Cómo era el señor Berlusconi?—

— Bueno el era... muy bueno con todo el personal , muy atento con todos—

— ¿Era el tipo de persona que andaba en cosas raras?¿Tenía enemigos?—

— No se si enemigos, el era muy respetado en el ámbito de la ciencia, nos llegaban trabajos de todas las partes del mundo.
Hasta que un día...—

Miguel empezó a tartamudear y ponerse nervioso, saco un pañuelo de su bolsillo y comenzó a secarse las gotas de sudor .

—¿Hasta que un día que?—Preguntó Núñez.

—Un día el señor vino y juntó a los empleados más antiguos y de  confianza y nos pidió hacer un trabajo.. —

—¿Qué tipo de trabajo?— Preguntó serio francisco.

—Fabricar un arma —y bajo la cabeza

—¿Un arma?,¿Qué clase de arma?—

—Un arma biológica—

Los policias se quedaron mudos hasta que francisco volvió a tomar la palabra

—Prosiga por favor—

— Nos llevaron a la provincia de córdoba a Río Tercero,a uno de los laboratorios para la producción. Trabajamos día y noche hasta que la pudimos hacer—

—¿Por cuánto tiempo trabajaron?—

— Por tres meses señor. El arma tenía que ser entregada el 7 de marzo—

—¿A quién debía ser entregada?—

—No lo sé señor. Sólo teníamos que trabajar y nadie sabía para que era o para quien era el trabajo y yo tampoco me anime a preguntar—

Núñez y alvarez se miraron. Se quedaron callados . Núñez continuó con el interrogatorio mientras Álvarez salió de la habitación y fue al otro cuarto contiguo donde estaban los demás policías .
Uno de ellos lo miro y dijo

—Esto es más grave de lo que pensé —

Álvarez terminaba de darle una fumada a su cigarrillo

— Por lo menos ahora no estamos a ciegas—

Amor de MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora